10 consejos sabios para la administración del dinero

Lo aconsejable, cuando tenga a cargo la administración de recursos, es pedir a Dios que le conceda la sabiduría necesaria. Podemos asegurarle que esa sabiduría divina, marcará la diferencia en su vida y en la mayordomía financiera.

Lo aconsejable, cuando tenga a cargo la administración de recursos, es pedir a Dios que le conceda la sabiduría necesaria. Podemos asegurarle que esa sabiduría divina, marcará la diferencia en su vida y en la mayordomía financiera.


Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial


¿Atraviesa una crisis económica de la que considera imposible salir? ¿La sensación que percibe es que no hay dinero que le rinda? ¿Se pregunta por qué hay una enorme brecha entre pobres y ricos?

El tema económico inquieta a millares de personas. La parábola que compartió el Señor Jesús acerca del hombre acaudalado que distribuyó sus recursos entre los servidores para que los administraran, arroja diez consejos sabios que debemos tener en cuenta. El relato podemos leerlo en Mateo 25:14-30.

DIOS ES NUESTRO PROVEEDOR

Por mucho que nos esforcemos y hagamos acopio de las enseñanzas de motivación, que privilegian la tarea del emprendedor, es esencial coincidir en algo: Dios es nuestro proveedor. Y a Él, debemos someterle nuestros planes y proyectos, incluyendo los que involucran el componente económico.

El Señor Jesús relató lo siguiente:

“El reino de los cielos será también como un hombre que, al emprender un viaje, llamó a sus siervos y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco mil monedas; a otro, dos mil y a otro, mil. Dio a cada uno según su capacidad. Luego se fue de viaje. El que había recibido las cinco mil fue enseguida y negoció con ellas y ganó otras cinco mil. Así mismo, el que recibió dos mil ganó otras dos mil. Pero el que había recibido mil fue, cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.” (Mateo 25:14-18 | NVI)

El pasaje nos permite descubrir cuatro principios valiosos relacionados con las finanzas:

1.– Dios elige qué dar y a quién darle.

2.- Dios está dispuesto a entregar la administración de los recursos.

3.- Nuestra responsabilidad es administrar apropiadamente los recursos.

4.– Dios está dispuesto a correr el riesgo con nosotros, al proveernos recursos.

SOMOS RESPONSABLES ANTE DIOS POR LA ADMINISTRACIÓN

En la parábola, el Señor Jesús describe:

“Después de mucho tiempo, volvió el señor de aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.” (Mateo 25: 19 | NVI)

El texto nos permite inferior otro principio, el quinto, que resulta muy importante y debemos tener en cuenta:

5.- Dios espera que seamos responsables al administrar los recursos.

Es hora de hacer un alto en el camino y evaluar de qué manera invierte usted cada peso que recibe del Padre. Piense que esos recursos deben atender, en primer lugar, las necesidades de su familia y, en segundo lugar, las suyas.

Dios nos provee los recursos que necesitamos. La responsabilidad que nos asiste es la de ser buenos administradores.
Dios nos provee los recursos que necesitamos. La responsabilidad que nos asiste es la de ser buenos administradores.

DIOS VALORA NUESTRA RESPONSABILIDAD

Cuando administramos bien los recursos, prosperamos y no caemos—como muchas personas—en la escasez y la ruina.

“El que había recibido las cinco mil monedas llegó con las otras cinco mil. “Señor —dijo—, usted me encargó cinco mil monedas. Mire, he ganado otras cinco mil”. Su señor respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!”. Llegó también el que recibió dos mil monedas. “Señor —informó—, usted me encargó dos mil monedas. Mire, he ganado otras dos mil”. Su señor respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mateo 25:20-23 | NVI)

6.– Una sabia administración de los recursos, desencadena un efecto multiplicador.

7.- Quien administra mal los recursos, cuestionará a Dios e incluso, dirá que le dejó a su suerte en la mayordomía.

8.- La pereza y la negligencia en la mayordomía de los recursos, no honra a Dios.

LA NEGLIGENCIA Y LA PEREZA, SEMILLAS DE LA RUINA

Hay quienes se amparan en la frase de “Vivir por fe” para no trabajar y depender enteramente de la provisión divina. Con esta actitud, alimentan la negligencia y la pereza, que son factores detonantes de la ruina.

¿Qué dice la Escritura? Que debemos asumir compromiso en la administración de los recursos. En ese aspecto coincide la enseñanza del Señor Jesús:

“Después llegó el que había recibido mil monedas. “Señor —explicó—, yo sabía que usted es un hombre duro, que cosecha donde no ha sembrado y recoge donde no ha esparcido. Así que tuve miedo y fui y escondí su dinero en la tierra. Mire, aquí tiene lo que es suyo”. Pero su señor respondió: “¡Siervo malo y perezoso! ¿Así que sabías que cosecho donde no he sembrado y recojo donde no he esparcido? Pues, debías haber depositado mi dinero en el banco, para que a mi regreso lo hubiera recibido con intereses.” (Mateo 25: 24-27 | NVI)

Esta enseñanza los permite inferior otro principio:

9.– Quien no sabe administrar los recursos, perderá incluso lo poco que haya recibido.

El autor y teólogo norteamericano, Tommy Barnett, señala lo siguiente:

“Si no conocemos bien a Dios, no tendremos fe para invertir. Si consideramos a Dios tacaño, le tendremos como avaro. No obstante, si entendemos que es nuestro proveedor y sus riquezas ilimitadas, tendremos libertad para confiar y, además, dar a los demás con generosidad. Con un fiel concepto de Dios comprenderemos que todo hombre es soberano y responsable de la administración de los recursos que Dios le ha encomendado.”

Deseamos llamar su atención sobre el hecho de que no estamos privilegiando la teología de la prosperidad. ¡Dios nos libre de semejante despropósito! Nos referimos a la responsabilidad que nos asiste como administradores del dinero y todo cuanto el Padre nos provee.

¿CÓMO RECIBIR MÁS RECURSOS?

Podríamos señalar que es la pregunta del millón de pesos. Es decir, la pregunta con la respuesta ganadora. Pero como la idea no es especular, sino atenernos a la Palabra, podemos entender lo que contempla el décimo principio:

10.- Quien ejerce una mayordomía prudente de los recursos, recibirá mucho más.

Le animo a leer la enseñanza que encierra la parábola:

“Después ordenó: “Quítenle las mil monedas y dénselas al que tiene las diez mil. Porque a todo el que tiene se le dará más y tendrá en abundancia. Al que no tiene hasta lo que tiene se le quitará. Y a ese siervo inútil échenlo afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y crujir de dientes.” (Mateo 25: 28-30 | NVI)

Tommy Barnett, el teólogo y autor norteamericano, precisa:

“Si no invertimos apropiadamente los recursos, pecamos por maldad. Las personas que esconden su dinero, que no están dispuestas a dar o invertir porque piensan que así están protegiendo los activos de Dios, en realidad no son prudentes ni sabios como podríamos pensar, sino negligentes.”

Lo aconsejable, cuando tenga a cargo la administración de recursos, es pedir a Dios que le conceda la sabiduría necesaria. Podemos asegurarle que esa sabiduría divina, marcará la diferencia en su vida y en la mayordomía financiera.

APRÓPIESE DE LA GRACIA DE DIOS

Dios nos ama y no quiere que nos perdamos por la eternidad. Por ese motivo, nos extiende su gracia. No es por merecimiento nuestro, sino por amor. Fue por amor que Jesús murió en la cruz. Trajo perdón a nuestros pecados, nos presentó justos delante del Padre y nos asegura la vida eterna.

Aprópiese de la gracia divina. Reciba a Jesucristo en su corazón.


@FernandoAlexisJiménez | Escuche las transmisiones diarias de Vida Familiar con Fernando Alexis Jiménez