Todas las personas ejercemos liderazgo. Unas con mayor eficacia que otras. Nuestra meta, debe ser la de potenciar nuestras capacidades como líderes. Descubra cómo.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial | @VidaFamiliarCo
Si usted tiene a cargo una familia o forma parte de una familia, o también, si cumple algún roll en la sociedad e, incluso, su puesto de trabajo, está llamado a generar cambios. En pocas palabras, ejercer adecuadamente algún tipo de liderazgo.
Pero, ¿cómo lo hace? ¿Es eficaz o tal vez no ejerce influencia en otras personas? Recuerde que nadie nace siendo líder, pero sí con las potencialidades para desarrollarlo y legar al máximo nivel.
El autor internacional, John Maxwell, anota:
“Las características que constituyen la naturaleza primaria del liderazgo pueden aprenderse. Súmeles el deseo de ser líder y nada le impedirá llegar a serlo. El liderazgo se desarrolla, no se manifiesta.”
El asunto quedó planteado por las palabras del Señor Jesús:
«Nadie enciende una lámpara para esconderla o para ponerla debajo de un cesto. Por el contrario, la pone sobre el candelero para que los que entren tengan luz. La lámpara del cuerpo son los ojos. Si miras a otros con ganas de ayudarles, todo el cuerpo está lleno de luz. Pero si con los ojos los miras con envidia, todo el cuerpo está en la oscuridad. Por lo tanto, cuídate de que la luz que está en ti no sea oscuridad.» (Lucas 11:33-35 | Versión Popular)
¿Comprende que liderar positivamente, transfiriendo principios y valores, no es únicamente opcional, sino que representa un compromiso? A usted también le corresponde.
LÍDERES DE INFLUENCIA
¿Cómo son los líderes que ejercen apropiadamente su labor y transfieren principios y valores a quienes les rodean? Esbozan al menos cinco características:
> Tienen una visión clara.
> No se detienen ante los problemas cotidianos.
> Los obstáculos no roban su visión, ni derriban sus metas,
> Se afianzan en principios y valores.
> Dirigen y orienten, no se circunscriben a manipular a las personas.
¿Por qué hacemos estas aseveraciones, vertidas en principios? Porque gravitan alrededor de un fundamento universal: liderar es la capacidad de una persona para ejercer influencia.
LIDERADOS PARA LIDERAR
El liderazgo es un proceso que se afianza en el día a día. Como proceso, requiere tiempo y en algunos casos, ajustes, No es algo que se logra en un abrir y cerrar de ojos.
Todos los seres humanos somos influenciados por otros y, a su vez, influenciamos entre quienes nos rodean. Es una cadena que se torna infinita. No se rompe, por el contrario, se fortalece cuando lideramos apropiadamente.
El liderazgo puede ser positivo o negativo, directo e indirecto, de ahí que sea importante una autoevaluación permanente y asumir la disposición de imprimir cambios en nuestra forma de pensar y de actuar.
¿Cuál es nuestra responsabilidad? Potenciar nuestras capacidades para liderar y responder adecuadamente a la disyuntiva que se abre frente a nosotros: somos seguidores o, sencillamente, somos líderes, con todo el peso que implica esta tarea.
LIDERAR CON PROPÓSITO
Un liderazgo acertado se afianza en tres pilares:
> Una adecuada comunicación de la misión, visión y metas a cumplir.
> Reconocimiento de las personas a partir del ejemplo que ofrecemos.
> Una apropiada influencia que reconoce equívocos y no busca imponerse.
La sumatoria de estos tres cimientos lleva al líder a mostrar genuino interés en las personas. Po ese motivo podemos afirmar, el liderazgo de influencia comienza con una buena dosis de corazón y otro tanto de razón. Es una amalgama, no se va a los extremos.
Nuestro amado Dios y Salvador Jesucristo enseñó:
«Traten a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes.» (Lucas 6:31 | NVI)
Como podrá apreciar, liderar es fácil en la medida en que dependamos de Dios y miremos a los demás, como prójimo, a quienes antes que ordenarles, orientamos con empatía, poniéndonos en sus zapatos.
En ese orden de ideas, nuestra principal tarea es vivenciar y transferir la visión a las personas que nos rodean y con quienes interactuamos. Es la forma de asegurar la pervivencia de nuestro legado.
UNA DECISIÓN TRASCENDENTAL
No podría terminar sin antes invitarle para que abra las puertas de su corazón a la gracia de Dios. Por su infinito amor y en respuesta a nuestro arrepentimiento, Él perdona todos nuestros pecados y nos ofrece una nueva oportunidad de vida y, al cruzar el umbral de la muerte, la eternidad en Su presencia.
Ábrale hoy las puertas de su corazón a Jesucristo. Es la mejor decisión que podrá tomar.
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