9 principios prácticos y eficaces para el consejero cristiano

Servir a Dios como consejeros cristianos es un gran privilegio. Es un ministerio que usted puede desarrollar. Hay dos elementos que van de la mano y que le asegurarán la victoria: depender del Señor en oración y estudiar Su santa Palabra.

Servir a Dios como consejeros cristianos es un gran privilegio. Es un ministerio que usted puede desarrollar. Hay dos elementos que van de la mano y que le asegurarán la victoria: depender del Señor en oración y estudiar Su santa Palabra.


Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365


Una sociedad interconectada y con avances tecnológicos cada vez más sorprendentes, no exime a las personas de enfrentar problemas. Muchos, complejos. Hay quienes consideran que no hay salida al laberinto. Caen en la desesperación.

¿Qué hacer? Como creyentes, redimidos por la gracia de Dios, estamos llamados a intervenir. Más, cuando tenemos esas facultades que provienen de Dios para guiar a Su pueblo.

En esa dirección, nos apropiamos de la enseñanza del apóstol Pablo:

En cuanto a vosotros, hermanos míos, yo mismo estoy también convencido de que vosotros estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento y capaces también de amonestaros los unos a los otros.” (Romanos 15: 14)

Las Escrituras nos ofrecen una ruta y las respuestas apropiadas a cualquier conflicto que enfrente el ser humano:

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y {es poderosa} para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón.” (Hebreos 4: 12)

El autor y consejero cristiano, Jeremy Pierre, escribe lo siguiente:

“Usted se encontrará con problemas de los que nunca había escuchado hablar, situaciones de las cuales solo conoce de cerca algunos de los hechos, relaciones a las cuales no tiene la capacidad de hablar todavía. La humildad es la mejor protección para evitar herir a alguien cuando nos envolvemos en una situación delicada. La humildad reconoce las limitaciones de su propia perspectiva y experiencia.”

Si sentimos el llamado de Dios a aconsejar, es menester que atendamos esa convocatoria y, tras afianzarnos en la humildad y dependencia del Padre celestial, comencemos la tarea.

CONSEJOS PRÁCTICOS Y EFICACES

Uniendo una vocación como es la de aconsejar, la disposición de ser fieles a Dios en esa tarea y tener una fundamentación bíblica para instruir, compartimos con ustedes varios principios para un adecuado desarrollo del ministerio:

1.- Una consejería eficaz está cimentada en la Biblia.

2.- Ayuda para que la persona identifique aciertos y equívocos a la luz de las Escrituras.

3.- Los interrogantes de las personas se despejan con fundamento en la Biblia.

4.- Se orienta a las personas a depender de Dios y no de sus propias fuerzas o capacidades.

5.- El consejero debe ser pronto para escuchar y tardo para hablar (Proverbios 18: 13)

6.- Es necesario hacer acopio de la prudencia en el proceso de aconsejar.

7.- Una buena consejería está centrada en Jesucristo.

8.– En el proceso de aconsejar, es necesario buscar la guianza de Dios a través de la oración.

9.- Hay que mirar los problemas desde la perspectiva de Dios, como aprendemos en la Biblia.

Tenga en cuenta que la idea es que el aconsejado sea guiado paso a paso para que identifique en qué está fallando y, con ayuda de la Palabra de Dios, coincidir en los aspectos que debe mejorar progresivamente. No en sus propias fuerzas, sino con ayuda del Señor.

LA CONSEJERIA QUE LAS PERSONAS NECESITAN

Puede que nos diga: “Soy un creyente que camina de la mano del Señor Jesús, me he apropiado de la gracia de Dios, pero no tengo un título profesional”. Pues bien, si siente ese llamado de Dios, permítanos compartir con usted lo que enseña el apóstol Pablo:

“Esto es lo que pido en oración: que el amor de ustedes abunde cada vez más en conocimiento y en buen juicio. Así podrán discernir lo que es mejor y ser puros e irreprochables para el día de Cristo; llenos del fruto de justicia que se produce por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.” (Filipenses 1: 9-11 | NVI)

El Padre mismo nos dirá qué hacer, si realmente dependemos de Él. Tenemos medios de gracia, como la oración, para pedir Su instrucción divina, la que complementamos con el estudio juicioso y sistemático de la Palabra.

El apóstol Pedro interviene con la siguiente instrucción:

Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor.” (2 Pedro 1: 2 | NVI)

El conocimiento sobre qué hacer en cada circunstancia, proviene de Aquél que nos llamó a servirle.

NO SEÑALAR ERRORES, SINO ORIENTAR

Los consejeros cristianos no tenemos la prerrogativa para andar señalando a nadie, sino para orientar con base en las Escrituras. Debemos mirar los problemas de cada quién con la perspectiva amorosa y ayudadora de Aquél que nos creó.

El Espíritu Santo mismo le enseñará al aconsejado en qué está fallando y lo guiará por el camino a seguir.

El autor cristiano y teólogo, Deepak Reju, escribe lo siguiente:  

“Algunos cristianos tienden a pensar que el hecho de que ellos conozcan la Biblia implica que podrán aplicarla de manera sabia en situaciones complejas. Pero este no es el caso. Necesitamos que el Espíritu nos haga crecer en amor y en conocimiento para que podamos discernir qué complace a Dios en la situación dinámica frente a nosotros. Debemos respetar los problemas que enfrentan las personas al escucharlos detenidamente y tratar de comprenderlos.”

Tenga en cuenta que nuestro enfoque es: ¿Cómo podemos mejorar? Y no en nuestras fuerzas, sino en las de Dios. Todos los que hemos fallado tenemos una vida necesidad de ayuda. Es en ese momento oportuno, cuando usted y yo intervenimos como instrumentos en manos de Aquél que nos llamó. Él nos dará el discernimiento necesario para cumplir la tarea.

Cristo ya venció, lo hizo en la cruz y nos hace vencedores cuando salen al paso dificultades que ameritan el aconsejamiento. Él dijo:

Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo.” (Juan 16: 33 | NVI)

Hoy es el día para volver nuestra mirada al Supremo Hacedor y pedirle que nos transforme en buenos consejeros. No nos cabe la menor duda de que podrá lograrlo.

Si todavía no se ha apropiado de la gracia de Dios, le animamos para que lo haga. Dios perdona nuestros pecados, nos ofrece una nueva vida y nos asegura la eternidad con Él. Arrepiéntase de sus pecados y ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo, el Salvador.

© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365

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