Desarrolle una fe poderosa

Una auténtica fe no se alimenta de expectativas. Avanza creyendo en el poder sobrenatural de Dios y en una realidad: Él es fiel para cumplir sus promesas.

Una auténtica fe no se alimenta de expectativas. Avanza creyendo en el poder sobrenatural de Dios y en una realidad: Él es fiel para cumplir sus promesas.


Fernando Alexis Jiménez | Editor del portal Familias Sólidas 


Si queremos experimentar el poder sobrenatural de Dios en nuestra vida y en la familia, es necesario que nos movamos en la dimensión de la fe.

Permítame enfatizar en algo: la fe no consiste en decir: “Voy a intentarlo a ver si funciona”. Absolutamente no. La fe es creer actuar. Es dar nuevos pasos sin detenernos por los razonamientos humanos ni mirando las circunstancias, por adversas que parezcan.

ABRAHAM, UN HOMBRE DE FE

Cuando vamos a las Escrituras, nos encontramos con Abraham. Él trazó las pautas de lo que debería ser un auténtico hombre o mujer de fe. Observémoslas:

> Amaba a Dios

>  Confiaba en Dios

>  Creía en Dios

>  Actuaba movido por las promesas de Dios.

>  No le preocupaban las condiciones contrarias.

>  No le preocupaba el qué dirán los demás, las críticas ni las burlas.

>  Aprendió a esperar en Dios, luego de ciertos tropiezos.

Cuando leemos su historia en el Génesis, encontramos que simplemente daba pasos de fe. Esa actitud lo llevó a convertirse en padre de multitudes.

NO DESMAYAR

Un distintivo en Abraham es que su fe no flaqueó (Ver Romanos 4: 19-21). Puede que en algún momento se haya mostrado dubitativo, pero siguió adelante.

Él simplemente creyó en las promesas divinas y puso su mirada en que lo alcanzaría. Su disposición de fidelidad a Dios, nos marcó un sendero para caminar en fe (Ver Romanos 4: 14)

Aterrice esta situación en su vida familiar. ¿Cómo andan las cosas en el hogar? Probablemente hay dificultades, tiene expectativas con su cónyuge o con sus hijos. Lo que cabe es creer y, sabemos que el Señor obrará con poder allí en su círculo más cercano.

HEREDEROS DE LAS BENDICIONES

Gracias a la obra redentora del Señor Jesús, usted y yo y toda nuestra generación, somos herederos de las promesas que Dios hizo a Abraham, que están íntimamente relacionadas con las bendiciones en todos los órdenes.

En la Palabra leemos:

“… pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús; porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos. Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.” (Gálatas 3: 26-29 | RV 60)

Usted y yo fuimos llamados a ser bendecidos. La sangre de nuestro amado Salvador Jesucristo, lo hizo posible.

A propósito, ¿ya recibió a Jesús como su Señor y Salvador? Hoy es el día para que lo haga. Prendidos de Su mano iniciamos el viaje maravilloso hacia el cambio y crecimiento personal, espiritual y familiar que anhelamos y necesitamos. ¡Decídase hoy por Cristo morando en su vida!


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