Un deseo generalizado de quienes contraen matrimonio, es que la relación funcione. ¿Es posible? Cuáles son los secretos para lograrlo? Un tema que arroja luces sobre el tema.
Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar | @VidaFamiliarCo
Mientras que muchas personas se devanan los sesos preguntándose de qué manera la convivencia en pareja afecta la relación conyugal, y hay quienes se inclinan a pensar que la rutina lleva al desvertebramiento de la relación, los especialistas coinciden en asegurar que la permanencia juntos puede llevar a afianzar la relación.
El especialista, Harry Benson, investigador de Marriage Foundation, una organización de Gran Bretaña que analiza las relaciones de pareja 1970 precisa que conforme pasan los años, la vida matrimonian puede fortalecerse:
«Es simple matemática. Si usted no es de los que se separaron este año, para el siguiente su riesgo disminuye hasta que llega a ser casi nulo”, señala.
Esta apreciación está en consonancia con un principio de vida familiar que tomamos de la carta del apóstol Pablo a los creyentes de Corinto:
“El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.”(1 Corintios 13.8. NTV)
La responsabilidad de que ese amor no muera sino de mantenerlo avivado, radica en usted y en mí. No podemos ampararnos en que nuestro cónyuge falló, tiene un carácter difícil o definitivamente hay dificultades en el entendimiento, como justificación para un divorcio.
Si regamos cada día la plantita, es decir, el conjunto de elementos que nos ha llevado a mantener la unidad en pareja, y lo hacemos con palabras y hechos, sin duda los lazos se tornarán cada vez más fuertes.
La mayor complejidad en la relación se registra durante el primer año. Es la etapa en la que se producen desavenencias o acuerdos. Si no hay un buen manejo de los conflictos, lo más probable es que la solidez como cónyuges se resquebraje. Una segunda etapa importante oscila entre el primer y quinto año de convivencia.
EL PERÍODO DE FORTALECIMIENTO
Después de ese quinquenio, ya se han fortalecido los gustos del uno y del otro, se conocen reacciones, forma de pensar y actitudes frente a diversas situaciones. Si se logra firmeza en esa etapa, lo más probable es que se proseguirá por mucho tiempo.
Las recomendaciones alrededor de cómo fortalecer la relación conyugal, tienen cinco fundamentos:
a.- Ore cada día por la relación conyugal. Involucre a Dios en su vida de familia.
b.- Procure escuchar a su pareja más que hablar. Es una forma de entender a su cónyuge.
c.- Desarrolle un ánimo conciliador. No siempre usted tiene la razón.
d.- Pídale a Dios que afirme en usted la capacidad de perdonar los errores de su cónyuge.
e.- Alimente los detalles en la relación conyugal. Un “Te amo”, nunca estará demás.
Si cada día lo iniciamos y terminamos con Dios reinando en nuestra familia, puedo asegurarle que el panorama cambiará. Todo será diferente. Los problemas tendrán solución. Dios es el creador de la familia y es Su sustentador. Dele al Señor el lugar que le corresponde en su vida conyugal.
Si no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Aprópiese de la gracia de Dios que perdona sus pecados y le ofrece una nueva oportunidad. Ábrale hoy las puertas de su corazón.
© Fernando Alexis Jiménez | @Devocionales35
