7 atributos maravillosos de Dios

Jamás llegaremos a conocer a Dios. Por ese motivo, cuando desarrollamos intimidad con Él, se nos revela. En el proceso de crecimiento en Su conocimiento, debemos dar pasos siempre de Su mano. Él nos ayuda en el proceso.

Jamás llegaremos a conocer a Dios. Por ese motivo, cuando desarrollamos intimidad con Él, se nos revela. En el proceso de crecimiento en Su conocimiento, debemos dar pasos siempre de Su mano. Él nos ayuda en el proceso.


Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial


Si hay un hecho que no podemos negar, es que por mucho que amenos y busquemos a Dios, jamás llegaremos a conocerle en toda su plenitud. Solamente a través de lo que nos revela en Su Palabra y a través de la cotidianidad.

Cuenta la historia que Agustín de Hipona (356-430 d.C.), consciente de la imposibilidad de conocer al Padre en su plenitud, oraba antes de escribir sobre Él, procurando no ir a cometer errores.

En ese orden de ideas, pedimos al Supremo Hacedor nos guía al estudiar por lo menos 7 atributos inherentes a lo que es y la forma como obra en nuestras vidas.

ALGUNOS ATRIBUTOS DE DIOS

Vamos a las Escrituras para conocer algunos de los atributos de nuestro amado Creador:

1.- Dios es único (Deuteronomio 6:4; Isaías 43:10; Juan 17:20–23; 1 Corintios 8: 4). En su esencia subsisten tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Si no hay nadie como Él, es a Él a quien debemos recurrir en todo momento y en quien debemos depositar toda nuestra confianza.

2.- Jamás podremos comprender a Dios (Jeremías 9: 23, 24). Es imposible, por mucho que nos esforcemos. Ahora, ¿por qué no alcanzamos a comprender a Dios en toda su magnitud? Por una razón sencilla y compleja: porque somos finitos y el Creador es infinito. Nos separa una brecha gigantesca.

3.- Dios no es como el género humano (Isaías 55: 8, 9: Génesis 6: 5, 6; Números 23: 19) No piensa ni actúa con las imperfecciones que nos asisten como hombres y mujeres, perseguidos por una naturaleza pecaminosa.

Pese a nuestras fallas, nos ha amado y ama infinitamente. Por eso trajo la salvación por gracia, por medio del Señor Jesús, para evitar que nos perdiéramos por la eternidad. Ese es el hilo conductor de toda la Biblia desde el Génesis hasta el Apocalipsis: la redención del hombre por medio del sacrificio en la cruz.

4.- La asiedad de Dios (Salmo 50:10-12; Isaías 40: 13, 14, 29; Juan 17:5, 23). El Padre no necesita de nosotros para existir. Cuando hablamos de asiedad, hacemos alusión con este término teológico a la autosuficiencia de Dios, en el sentido de que Él no necesita nada que no se encuentre en sí mismo. Dios es completamente independiente.

Perdemos el tiempo cuando nos enojamos de Dios y al decidir no seguir los pasos de Jesús, pretendemos expresar nuestra rebeldía. Él no necesita de nosotros, nosotros sí necesitamos de Él.

5.- Dios es simple (Isaías 48: 12). Él no tuvo origen ni tendrá fin. Existe. Es algo muy básico, aunque no lo entendemos. Encierra un profundo misterio.

6.- Dios es inmutable (Job 23: 13; Efesios 4: 6; Hebreos 13: 5). Somos sus creaturas a las que ama. Sin duda le fallamos de forma recurrente. No obstante, su amor por nosotros no cambia.

7.- Dios es impasible (Jeremías 31: 3; Isaías 54: 10). Es un atributo precioso del Padre, porque sigue con nosotros, nos levanta cuando caemos y su oferta de vida eterna sigue extendida en respuesta a un sincero arrepentimiento, pese a que perseveramos en el pecado.

EL DIOS QUE NOS AMA

El amor que Dios nos tiene, es uno de sus grandes atributos, que por supuesto, no alcanzamos a comprender.

El apóstol Pablo lo expresó magistralmente en los siguientes términos:

«Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor.» (Romanos 8:38-39 | NVI)

El autor y conferencista, Neil T. Anderson, lo plantea de la siguiente manera:

“… cuando decimos que Dios es, por su propia naturaleza amor, estamos diciendo no tan solo que Dios contiene amor, sino que el amor es todo lo que Él es. Dios nunca hace nada que no sea un acto de amor. Su gran amor está mezclado en todo cuanto hace. Dios por su propia naturaleza es amor.”

Por mucho que nos esforcemos en hablar y tratar de explicar quién es Dios, las palabras no nos alcanzarán. Él es maravilloso, pero inexplicable.

Tenemos un leve vislumbre de quién es Él, cuando desarrollamos intimidad con el Padre, en el día a día, dependiendo de Su poder y misericordia. Y Él se acomoda a nuestra condición finita, para revelarnos parte de quien es.

Algo que debemos procurar es una experiencia relacional, de intimidad con el Padre. Sólo así podremos tener comprensión de lo que significa Su gracia, que nos perdona de los pecados y nos ofrece una nueva oportunidad, ahora y en la eternidad, por la obra de Jesús en la cruz. Él nos redimió para abrirnos las puertas a una existencia renovada. Reciba hoy a Jesucristo en su corazón.


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