Dios desea ayudarnos a recuperar y a afianzar la vida familiar. Sus planes para nosotros siempre son los mejores. Puede que considere que es imposible salvar su matrimonio de la crisis. Está equivocado. Hay esperanza porque para Dios todo es posible.
Fernando Alexis Jiménez | Editor del portal Familias Sólidas
Con preocupación observamos diariamente de qué manera la violencia al interior de la familia toma fuerza. Agresiones físicas, palabras dañinas, actitudes que deslegitiman al cónyuge o a los hijos y comportamientos que afectan la autoestima, son más comunes de lo que quisiéramos.
El asunto es el que maltratador, generalmente proveniente de una familia disfuncional o emproblemada, se cree con derecho a dar un trato tóxico y lesivo a los componentes del hogar.
Consideran equivocadamente que su conducta funciona y rinde buenos resultados, al tiempo que evidencian, ese comportamiento fue aprendido en la niñez, adolescencia o juventud.
A menos que imprimamos cambio en nuestras actitudes y comportamiento, tendremos una familia:
- Familias sanas y que florecen.
- Familias en conflictos
- Familias que se resquebrajan.
La decisión de cambiar el curso de la historia comienza con su decisión de someter su vida familiar en manos de Dios, en procura de ayuda y edificación.
William Oliver, consejero de familia, anota:
“Construir un matrimonio sólido es como construir un hogar. Requiere un plan y comprometerse a esforzarse mucho. Y en esa dirección, es Dios quien nos ayuda en el proceso… La gracia en el matrimonio y la familia crea una atmósfera que deja atrás la culpa y la vergüenza, y prepara el terreno para el crecimiento y un renovado compromiso en la relación.”
Le animamos a considerar el asunto cuidadosamente. Usted necesita un hogar sano, donde vivir resulte gratificante y pueda honrar a Dios. El primer paso es aprender a comunicarnos.
LA IMPORTANCIA DE NUESTRA COMUNICACIÓN
En la relación familiar juega un papel importante aprender a comunicarnos. Hacerlo con sabiduría. Y lo decimos porque infinidad de personas se expresan de manera indebida y terminan generando heridas emocionales en los seres que aman al interior del hogar.
Cuando vamos a las Escrituras aprendemos:
«Como manzanas de oro en engastes de plata es la palabra dicha a su tiempo.» (Proverbios 25: 11 | NBLA)
El terapeuta familiar, William Oliver, anota alrededor del tema:
“Si quieres que tus relaciones familiares sean saludables y positivas, es importante que aprendas a comunicarte con gracia. Cuando hablamos de gracia, nos referimos al concepto espiritual que nos remite al favor inmerecido y al amor gratuito de Dios por los seres humanos. Gracia es algo que no merecemos. Igual que Dios perdona nuestras faltas aun cuando no merezcamos ser perdonados, comunicarse con gracia significa hablar con alguien de un modo que no merece.”
La disposición de cambiar este comportamiento nos corresponde, porque somos usted y yo quienes tomamos la decisión. Nadie puede modificar nuestra forma de pensar y actuar, salvo nuestro amado Dios. De igual manera, no podemos cambiar a nadie. Sin embargo, a través de nuestras palabras, podemos ejercer una influencia positiva y transformadora.
Quienes se enfocan en la construcción de relaciones familiares saludables, comprenden la importancia de aprender a comunicarse apropiadamente con su cónyuge e hijos. Para hacerlo, acuden a Dios, en procura de guía diaria.
Las relaciones en la familia son frágiles, de ahí la importancia de ser cuidadosos y prudentes al expresarnos. Hacerlo, nos llevará a evitar herir sentimientos, que termina por fracturar una relación.
Cabe recordar aquí lo que enseña el apóstol Santiago:
“Esto lo saben, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios.” (Santiago 1: 19 | NBLA)
Al tomarnos el tiempo suficiente para escuchar y procesar la información antes de reaccionar, evitaríamos muchos problemas en casa. Piénselo por un instante. Dios nos concede el autocontrol cuando se lo pedimos.
Tenga presente que, no dar buen trato a los miembros de la familia y expresarnos con palabras hirientes, causa mucho daño que desencadena consecuencias con el paso del tiempo.
LOS CIMIENTOS DE UNA FAMILIA SÓLIDA
Si partimos del presupuesto de que Dios es quien nos ayuda a edificar una familia sólida, hay cinco principios que resultan valiosos. Considérelos.
1.- Edifique su matrimonio sobre la base del amor verdadero (1 Corintios 13:4-8).
2.- Acepte que su cónyuge e hijos no son perfectos. Ámelos como Dios los ama (1 Juan 4: 8).
3.- Tome el tiempo suficiente para escuchar a su cónyuge y a los hijos (Santiago 1: 19).
4.- Desarrolle en usted, con ayuda de Dios, la capacidad de perdonar a los miembros de la familia (Mateo 18: 21, 22).
5.- Exprese el amor a los miembros de su familia.
Dios desea ayudarnos a recuperar y a afianzar la vida familiar. Sus planes para nosotros siempre son los mejores, como leemos en la Palabra:
“Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes”, declara el Señor, “planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza.” (Jeremías 29: 11 NBLA)
Si Él tiene grandes planes para nosotros, incluyendo por supuesto la familia, es importante cuidar la forma como pensamos de nuestro cónyuge e hijos, desechando todo rencor, ira o concepciones equivocadas, como juzgarlos:
«Con toda diligencia[a] guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. Aparta de ti la boca perversa y aleja de ti los labios falsos.» (Proverbios 4: 23, 24 | NBLA)
Puede que considere que es imposible salvar su matrimonio de la crisis. Está equivocado. Hay esperanza porque para Dios todo es posible (Cf. Marcos 10: 27).
DIOS NOS ESCOGIÓ PARA UNA VIDA PLENA
La gracia de Dios, ese amor que no merecemos y que se manifestó con la muerte de Jesús en la cruz, donde nos limpió de nuestra maldad, está a su alcance. Por esa gracia, su vida personal y familiar puede ser diferente. Cristo pagó por nuestros pecados para abrirnos las puertas a una nueva vida. Es por gracia, no por obras (Efesios 2: 8-10)
Reflexione por un instante. Usted fue escogido por el Padre para ser salvo. Es una decisión que Él tomó desde antes de la creación del mundo.
Considere lo siguiente:
1.- Dios nos escogió desde la eternidad (2 Tesalonicenses 2: 13, 14)
2.- Estamos llamados a vivir como escogidos de Dios, lo que incluye en nuestra vida familiar (Colosenses 3: 12, 13)
3.- Es por fe y nada más que por fe que tenemos la convicción de haber sido escogidos por Dios (Tito 1: 1)
4.- Por la obra de Jesús en la cruz, que nos limpió de toda maldad, somos ahora santos delante de Dios (1 Pedro 1: 2)
5.- Dios nos escogió para ser salvos, regenerados, santificados y nos considera como hombres y mujeres justos en Su presencia (Romanos 8: 30-39)
Los elegidos de Dios somos todos aquellos por quienes Cristo Jesús murió en la cruz. Usted y yo. Por su sacrificio, ahora somos justos delante del Padre y Salvados de la condenación.
Hoy es el día para emprender una existencia renovada, por la gracia de Dios. Ahora, hay que aclararlo: si bien el Padre lo escogió desde la eternidad para salvación, no lo obligará. Usted debe apropiarse de la gracia. Reconocer sus pecados, arrepentirse y pedir perdón. Él desea hacerlo. Y ese proceso maravilloso comienza cuando usted le abre las puertas de su corazón a Jesucristo. Hoy es el día oportuno para hacerlo…
@SalvosporlaGracia | ©Fernando Alexis Jiménez
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