12 razones para creer en la sanidad de Dios

La mano de Dios no se ha acortado. Él sigue siendo igual por los siglos. Sigue obrando sanidad. Este es el día oportuno para rendirnos a Su poder. Entregarle nuestra ansiedad o dolor. Él obra con poder.

La mano de Dios no se ha acortado. Él sigue siendo igual por los siglos. Sigue obrando sanidad. Este es el día oportuno para rendirnos a Su poder. Entregarle nuestra ansiedad o dolor. Él obra con poder.


Fernando Alexis Jiménez | Editor del blog SalvosporlaGracia.com


El olor penetrante a medicina, la luz blanca encendida por todas partes día y noche, personas que esperaban con ansiedad en varias salas, médicos y enfermeras yendo de un lado a otro para atender pacientes y una capilla en la que pasó mucho tiempo, son los recuerdos Kery y Chip recuerdan del Hospital Haultma, en Ohio, Estados Unidos.

Allí pasaron muchas horas mientras que su bebé, Austin, se debatía entre la vida y la muerte, en una sala de cuidados intensivos. Entre tanto, ellos oraban. Lo hacía con una amalgama de desespero y fe en el poder de Dios.

El menor nació 14 semanas antes, muy prematuro. Los pulmones no se habían desarrollado. Al considerar que no había forma de salvarlo, los especialistas consultaron a los padres y, finalmente, optan por desconectarlo del respirador mecánico. Todos esperaban el fallecimiento en cuestión de minutos, excepto sus padres.

Nuestra fe permanecía afincada en Dios. Sabíamos que Él obra en circunstancias difíciles y de una manera que no explica la lógica humana.”, explicaría después Kery, la madre.

Los padres clamaron en un cuarto del que jamás olvidaron su nomenclatura: el 407, en un costado del hospital, que convirtieron en su capilla familiar. Lo hicieron por espacio de once horas.

Austin no murió, sino que, desafiando incluso la incredulidad del doctor, Roger Vásquez, quien debió admitir que ocurrió un milagro.

Los hechos ocurrieron el 18 de agosto de 2012 y fueron documentados por la revista Reader’s Digest.

Cuando decimos que Cristo murió en la cruz y allí llevó nuestras enfermedades, ¿hacemos alusión a algo real o solo metafórico? Es real. Dios quiere nuestra sanidad. No ahora, sino desde siempre.

SANADA DE CÁNCER

En octubre de 1981 le diagnosticaron cáncer de hígado en fase de metástasis a Dodie Osteen. Esa fue la conclusión de 21 días internada en un hospital. Tenían dos opciones: someterla a quimioterapia, sin ningún tipo de expectativa de curación, o que regresara a casa, como finalmente hizo. Le daban pocas semanas de vida.

La mujer se afincó en una palabra que leyó en el libro del profeta Isaías:

«Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades. El castigo, por nuestra paz, cayó sobre Él, y por Sus heridas hemos sido sanados.» (Isaías 53: 5 | NBLA)

Su apreciación del pasaje, era que Cristo había llevado en la cruz, no solamente nuestros pecados, sino también nuestras enfermedades.

El 11 de diciembre de 1981, según relató en un pequeño librito, Dodie experimentó una transformación en su vida, porque reconoció la sanidad física proveniente de Dios.

En el texto relata que creyó en la sanidad del Padre, quien obra de maneras inexplicables.

¿OCURREN HOY LOS MILAGROS DE SANIDAD?

Definitivamente los milagros siguen ocurriendo. Dios sigue ministrando sanidad a Su pueblo, que se rinde a Él y cree en Su poder ilimitado.

El Señor responde a nuestras peticiones en procura de ser sanos. El rey David lo dejó claro al escribir:

«Oh Señor, Dios mío, a Ti pedí auxilio y me sanaste. Oh Señor, has sacado mi alma del Seol; me has guardado con vida, para que no descienda al sepulcro.» (Salmo 30: 2, 3 | NBLA)

Estar inmersos en el movimiento de la gracia, ¿nos impide creer en la sanidad divina hoy día? En absoluto. Por el contrario, la gracia de Dios lo que hace es afianzar esa manifestación poderosa que es la sanidad.

Ahora, recordemos tres dimensiones de la sanidad:

a.- Física

b.– Emocional

c.- Espiritual

Cuando nos rendimos al Señor, Él obra en todas las esferas de nuestro ser. Está cercano a nosotros, escucha las oraciones (Salmo 75: 1) Ahora, si estamos enfermos y depositamos toda nuestra confianza en el Supremo Hacedor, podemos repetir con el salmista:

“No moriré, sino que viviré, y contaré las obras del Señor.” (Salmo 118: 17 | NBLA)

Insistimos, el Dios de poder y de gloria sigue obrando sanidad y responde a nuestras oraciones. Nuestro amado Salvador Jesucristo enseñó:

“Además les digo, que si dos de ustedes se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan aquí en la tierra, les será hecho por Mi Padre que está en los cielos.” (Mateo 18: 19 | NBLA)

Por supuesto, somos pecadores y esa acumulación de maldad, trae sus consecuencias en las tres dimensiones: física, espiritual y emocional. No obstante, Dios nos mira con amor y gracia y es así como leemos al profeta Isaías cuando escribe:

“Yo, Yo soy el que borro tus transgresiones por amor a Mí mismo, y no recordaré tus pecados.” (Isaías 43:25; Salmo 107: 20 | NBLA)

La manifestación plena de Su gracia. Dios desea lo mejor para todos nosotros. Somos nosotros los que nos hemos distanciado de Él.

RAZONES PODEROSAS PARA CREER EN LA SANIDAD

Dios nos sana por amor, eso está claro. En las Escrituras hay sinnúmero de alusiones a la sanidad. Y, también, promesas. Por esa razón le animamos a considerar varios pasajes que nos arrojan poderosas razones para creer que hay sanidad para nuestras vidas, en consonancia –claro está—con la voluntad del Padre (1 Juan 5: 14, 15):

1.- Si en la Biblia habla de sanidad divina, podemos tener la certeza de que Dios cumple sus promesas (Josué 21: 45; 2 Corintios 1: 20; Filipenses 2. 13)

2.– Dios es nuestro sanador (Salmo 91: 16)

3.– Por la obra redentora, tenemos claro que Dios nos da vida (Romanos 8:11)

4.- Dios desea nuestra sanidad (Mateo 8: 2, 3)

5.- La voluntad de Dios para nuestra vida no es la enfermedad (Éxodo 15: 26; 23: 25; Deuteronomio 7: 15; 30: 19; Marcos 16: 17, 18)

6.- Dios responde a la intercesión por los enfermos (Santiago 5: 16)

7.- Debemos permanecer firmes en la fe, aun cuando no veamos señales (Hebreos 10: 23; 11: 1)

8.- Dios quiere lo mejor para nosotros (Filipenses 2: 13)

9.- El Señor Jesús se sacrificó en la cruz para traernos sanidad (1 Pedro 2: 24)

10.- Dios quiere que experimentemos una vida plena, la que incluye la sanidad (Juan 10: 10)

11.– La enfermedad no está en el plan de Dios para Su pueblo (Salmo 135: 37)

12.- En medio de la enfermedad acudimos a Dios en oración, quien nos fortalece (2 Corintios 10: 4, 5; Efesios 6: 10, 13)

Por favor, tome nota de que no lo dice el hombre, sino Dios. Está consignado en las Escrituras. Y Él cumple lo que dice. Por esa razón, en medio de la enfermedadconfíe en lo que hará el Señor en su vida.

DIOS SIGUE OBRANDO

Aclaro aquí que no es Pedro, Juan o María quienes obran milagros. Es Dios y nadie más que Él. Dios toda la gloria. Por esa razón resulta irrespetuosa la promoción de ciertos hombres y mujeres que se proclaman siervos de Dios y proclaman: “Este domingo, culto de milagros. Invitado: Pedro Pérez

Esa es una manifestación de egolatría en la que no podemos caer. Lejos de nosotros, hoy y siempre. Quien debe ser glorificado es el Señor, quien todavía sigue obrando:

«La mano del Señor no se ha acortado para salvar; ni Su oído se ha endurecido para oír. Pero las iniquidades de ustedes han hecho separación entre ustedes y su Dios, y los pecados le han hecho esconder Su rostro para no escucharlos.» (Isaías 59: 1, 2; Hebreos 13: 8 | NBLA)

Dios viene en nuestra ayuda cuando clamamos a Él, porque es nuestro sanador:

“Porque Yo te devolveré la salud, y te sanaré de tus heridas”, declara el Señor, “Porque te han llamado la Desechada, diciendo: ‘Esta es Sión, nadie se preocupa por ella’”.” (Jeremías 30: 17 | NBLA)

Es hora de volvernos a Dios en medio de la enfermedad. Creer en Él y su poder ilimitado. Pedirle que haga su voluntad en nuestras vidas. Él lo hará (Cf. 1 Pedro 5: 6, 7; Romanos 8: 11)

APRÓPIESE DELA GRACIA

Si bien es cierto el Señor desea nuestra sanidad, también es cierto que el propósito de Dios es perdonarnos de la maldaden respuesta a nuestro arrepentimiento y extendernos Su gracia amorosa que nos libra de condenación y nos concede vida eterna.

El rey David escribió:

«Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser Su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus beneficios.  Él es el que perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus enfermedades; el que rescata de la fosa tu vida, el que te corona de bondad y compasión; el que colma de bienes tus años, para que tu juventud se renueve como el águila. El Señor hace justicia, y juicios a favor de todos los oprimidos.» (Salmo 103: 1-6 | NBLA)

Dios nos bendice con el perdón, pero no nos obligará. La decisión está en sus manos. Aprópiese de la gracia divina. Este es el día oportuno. Él lo limpiará de su maldad, por la obra redentora de Jesucristo en la cruz. Ábrale las puertas de su corazón.

@SalvosporlaGracia | ©Fernando Alexis Jiménez

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