Antes de terminar una relación, primero debemos orar porque el divorcio no está en el plan de Dios. Pero si llega a ser inevitable, es necesario cerrar ciclos, por ejemplo, por el daño emocional que podamos haber recibido.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial
Una primera consideración y quizá la más importante: debemos aclarar que en el plan eterno de Dios nunca estuvo agendado el divorcio como una opción. Por el contrario, los planes de nuestro Padre celestial siempre han concebido una familia sólida.
Sobre el particular, nuestro Señor Jesús fue abordado y dio una respuesta clara, que despeja todas las dudas:
“Unos fariseos se acercaron y trataron de tenderle una trampa con la siguiente pregunta: — ¿Se permite que un hombre se divorcie de su esposa por cualquier motivo? Jesús respondió: — ¿No han leído las Escrituras? Allí está escrito que, desde el principio, “Dios los hizo hombre y mujer” —Y agregó—: “Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su esposa, y los dos se convierten en uno solo”. Como ya no son dos sino uno, que nadie separe lo que Dios ha unido.”(Mateo 19:3-6| NTV)
Sobre esa base, no hay razón para argumentar la separación. Sin embargo y lo digo con tristeza, los seres humanos somos especialistas en buscar excusas, lo que ha llevado a un inusitado número de divorcios en todos los países, durante los últimos treinta años.
¿Y SI LA SEPARACIÓN ES INEVITABLE?
El divorcio es inevitable, por supuesto, si luchamos en nuestras fuerzas y dejamos de lado a Dios. Pero si entregamos nuestra vida matrimonial en Sus manos, todo puede ser diferente. Y el curso de la historia, en el caso de que haya conflictos, puede cambiar si acudimos a la oración.
El problema es que, generalmente, nos dejamos arrastrar por el orgullo. Revise casos específicos de personas que se hayan divorciado en los últimos meses y, sin entrar a juzgar, comprobará que mediaron factores como la falta de diálogo y de perdón, e incluso, no hubo disposición de llegar a acuerdos para mejorar la relación.
NUEVE CONSEJOS PRÁCTICOS
Compartimos con ustedes consejos que aplican cuando definitivamente ya no hay nada qué hacer, y quiere cerrar el capítulo con alguien de quien se separó, porque le trajo mala vida, maltratos y el sinnúmero de factores que conducen a un divorcio:
> Dele tiempo al tiempo. Permita que las heridas emocionales sanen progresivamente, con ayuda de Dios.
> Decídase a no continuar con una relación tóxica. Si le causa daño, no siga empecinado en lo mismo. Se causará daño y de paso a sus hijos, si los tienen.
> No espíe a su ex cónyuge. No ande siguiéndole para ver con quién habla o sale, ni tampoco en el correo electrónico ni en las redes sociales. Respete la privacidad del otro y no se mortifique más.
> Controle sus emociones si vuelve a tener contacto con su ex cónyuge. No se deje arrastrar por la rabia, el resentimiento o cualquiera otra motivación dañina que le puede llevar a enfrentamientos.
> Tome la decisión de perdonar a su ex cónyuge y pídale ayuda a Dios para avanzar en ese proceso.
> No se altere ni permita que le hagan perder los estribos los comentarios de su ex pareja. Pídale a Dios sabiduría para controlarse.
> Deshágase de todos aquellos recuerdos que le generan dolor y que tienen como origen la convivencia en pareja.
> Renuncie a todo propósito de venganza o de tomar justicia por su mano.
> No se involucre rápidamente en una nueva relación sentimental. Pídale a Dios sabiduría en ese aspecto.
POR FAVOR, NO SE DESPRENDA DE LA MANO DE DIOS
En todo momento y bajo todas las circunstancias, no se desprenda de la mano de Dios. Pídale guianza antes de tomar la decisión de separarse. Y si se produce el divorcio, fortalézcase en Él para reiniciar una nueva vida.
Insisto: No se involucre rápidamente en una nueva relación. Dele lugar al Padre celestial para que Él acomode las cosas, incluso en un aspecto tan importante como es su vida sentimental.
Si aún no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. Ábrale las puertas de su corazón a Jesús. Él traerá transformación a su vida personal, espiritual y familiar. Permítale que entre hoy a su corazón.
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