«Pero el Señor cuida de los que le temen, de los que esperan en su gran amor.» (Salmo 33:18 |RVC)
Cuando abordamos el asunto del temor y la influencia perjudicial que ejerce en la vida física, mental y emocional de las personas, es necesario tener en cuenta dos cosas: El temor a lo que no ha ocurrido y que nos podría ocurrir, roba nuestra paz interior. Es dañino y nos impide avanzar.
El escritor de Proverbios anota:
“El impío huye sin que nadie lo persiga, pero el hombre justo vive tranquilo como un león.” (Proverbios 28: 1; Proverbios 15:16 | RVC)
Quizá el pecado, el distanciamiento de Dios, incurrir en equívocos deliberados y solazarse en la maldad, pueden ser aspectos que nos infundan temor.
Compartimos con usted varias puertas que, unidas, nos permiten escapar del miedo y dar nuevos pasos en el cumplimiento del propósito del Señor para nuestra vida:
1.- Dependa de Dios en todo momento (Salmo 111:10; Proverbios 1:7)
2.- Reconozca que, en muchos casos, somos usted y yo quienes alimentamos el miedo.
3.- Haga un alto en el camino y evaluar si los temores que alberga tienen razón de ser.
4.- Mire los temores con una perspectiva realista, ¿puede materializarse aquello que teme?
5.- Utilice el miedo como un aliado, para mantenerse alerta y no incurrir en errores que puedan traer consecuencias negativas.
6.- Avance cuidadosamente, midiendo el alcance de cada uno de sus pasos.
7.- Rinda todas sus preocupaciones y temores en manos de Dios (Mateo 11:28-30)
Isaías 41:10 nos anima “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia”.
A menudo tememos el futuro y lo que será de nosotros. Pero Jesús nos recuera que Dios se preocupa por las aves del cielo, así que, ¿cuánto más proveerá para Sus hijos? “Así que no temáis; más valéis vosotros que muchos pajarillos” (Mateo 10:31).
Tan solo estos pocos versículos cubren diferentes tipos de temor. Dios nos dice que no temamos estar solos, o estar demasiado débiles, o no ser escuchados, y no temer por nuestras necesidades físicas. Y estas exhortaciones continúan a través de la Biblia, cubriendo los diferentes aspectos del “espíritu de temor”.
Hoy es el día para rendir nuestra vida y los temores en manos de Dios. Acójase a la gracia divina y emprenda hoy una existencia renovada. El Señor perdona sus pecados. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo.
Oración:
“Señor, reconozco que por mucho tiempo he permitido que me gobiernen los temores. Hoy deseo cambiar en curso de mi vida. Me rindo ante ti y me acojo a la gracia que trae perdón a mi ser y me abre las puertas para emprender un nuevo camino.”
© Fernando Alexis Jiménez | @Conexión365
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