Someta sus sueños en manos de Dios

Muchas personas se quedan en una fase elementar: solamente sueñan grandes sueños, pero jamás dan pasos sólidos para su materialización. Análisis.


Fernando Alexis Jiménez | Misión Edificando Familias Sólidas


Formaba parte de un archivo. Le fascinó. Le despertó nuevos sueños, por encima de los que compartían los niños y adolescentes de su generación. Desde ese momento decidió cuál sería su meta más grande en la vida: convertirse en astronauta.

Jessica Rodríguez se fijó esa meta en su existencia. Nada fácil para alguien como ella que cursaba secundaria en un colegio de Santiago de Cali. Pero su decisión iba más allá que el alcance de los obstáculos.

Terminada su formación básica, viajó a los Estados Unidos, en donde profundizó en asignaturas como ciencias, física y matemáticas, las que sabía, eran imprescindibles para materializar su sueño.

Su decisión de vencer le llevó a aplicar documentación y ser seleccionada como becaria en un programa de apoyo estudiantil. De los veinte mil postulantes, sólo escogieron a cuatro mil. Ella estaba entre los beneficiarios. Estudio ingeniería aeroespacial.

A sus 21 años y después de luchar y esforzarse por ser la mejor, Jessica está vinculada a la Nasa, y hace tránsito en su propósito de convertirse en astronauta.

HACER REALIDAD LOS SUEÑOS

Sintetizar en pocas palabras la vida de una persona es sumamente difícil. Sin embargo, la esencia de sus metas es fácil de identificar. Y en esta joven caleña se encarna la fe indeclinable de quien da pasos sólidos hacia la realización de sus sueños, por encima de lo que piensan y dicen los demás.

Sólo llegan lejos quienes se fijan una meta y vuelcan sus esfuerzos a verla cristalizada. Alrededor, muchos habrán emprendido un proyecto, pero renunciaron. Se quedaron en las expectativas. Ganar, es avanzar. Nada es imposible. Basta tener la decisión férrea de lograrlo.

Pero en esta escalera hacia la realización personal, profesional y eclesial, es fundamental que vincule a Dios. La Biblia dice que El nos ayuda a lograr la concreción de nuestros objetivos.

“El hombre echa las suertes, pero el Señor es quien lo decide todo.”(Proverbios 16:33. Versión Popular “Dios habla hoy”).

Adelante. Usted también puede llegar alto. Fíjese una meta, sométala a Dios, tenga fe y avance por encima de las dificultades. No está solo. El Señor Jesucristo le fortalecerá. No olvide que usted nació para vencer.

Si todavía no ha recibido a Jesucristo en su corazón, hoy es el día para que lo haga. Jesús el Señor transformará su vida personal, espiritual y familiar.

SÓLO ES POR GRACIA

El perdón de nuestros pecados no es porque seamos buenos ni porque hagamos cosas meritorias, sino por gracia. Por mucho que nos esforcemos, en nuestra voluntad, no podemos ganar la salvación, Cristo Jesús, al morir en la cruz, fue quien nos aseguró que pudiéramos ser salvos:

«Será despreciado y desechado por la humanidad entera. Será el hombre más sufrido, el más experimentado en el sufrimiento. ¡Y nosotros no le daremos la cara! ¡Será menospreciado! ¡No lo apreciaremos! Con todo, él llevará sobre sí nuestros males, y sufrirá nuestros dolores, mientras nosotros creeremos que Dios lo ha azotado, lo ha herido y humillado. Pero él será herido por nuestros pecados; ¡molido por nuestras rebeliones! Sobre él vendrá el castigo de nuestra paz, y por su llaga seremos sanados.» (Isaías 53:3-5 | RVC)

En el madero, vertiendo su sangre preciosa y, siendo inocente, Jesús logró que fuéramos perdonados y hoy el Padre nos vea santos y justos. Eso algo maravilloso y sobrenatural que no es fácil comprender, pero es real.

Permítanos citar nuevamente al evangelista, Billy Graham:

“Los elegidos son aquellos que han recibido a Jesús como su Salvador personal. Cristo no vino a llamar a justos, sino a pecadores para que se arrepientan. La cruz es donde Jesucristo mismo cargó con los pecados del mundo. Dios es quien puede hacernos totalmente nuevos. Una nueva vida comienza en el momento en el que recibimos a Jesucristo y el Espíritu Santo viene a morar en nosotros.”

Cuando nos apropiamos de la gracia divina que perdona y transforma, que nos limpia y brinda una nueva oportunidad, llegamos a ser nuevas criaturas. Así nos ve Dios.

«De modo que si alguno está en Cristo, ya es una nueva creación; atrás ha quedado lo viejo: ¡ahora ya todo es nuevo!» (2 Corintios 5: 17  | RVC)

Nuestro amado Salvador nos rescata de la esclavitud para que experimentemos esa nueva vida:

“… que también nos ha librado del poder de la oscuridad y nos ha trasladado al reino de su amado Hijo, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de los pecados.” (Colosenses 1:13, 14 | RVC)

Concluimos entonces en que sí hay perdón para nuestros pecados. Dios no solamente nos limpia de toda maldad, por la obra redentora de Jesucristo, sino que, además, borra todo nuestro pasado.

Ahora, Dios no nos obliga a aceptar Su gracia. Es un regalo y, como tal, debemos recibirlo por fe. Damos el paso, cuando reconocemos y aceptamos la redención en la cruz. Hoy es el día para que usted emprenda una nueva vida.


© Fernando Alexis Jiménez | @VidaNuevaCo

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