En caso de que la mujer contraiga de nuevo matrimonio, es necesario que quien será su pareja, no solo sea consciente de la responsabilidad que asume, sino que, además, esté dispuesto a ayudar en la tarea de la crianza.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial
¿Qué papel juega el padre en la edificación de una familia sólida? La pregunta puede sonar apropiado en momentos en los cuales nuestra sociedad se enfrenta a un crecimiento inusitado en las tasas de divorcios. ¿Es realmente necesaria la figura parental?
La respuesta a los dos interrogantes es que la presencia paternal es fundamental. Cuando Dios instituyó el matrimonio, dejó claro que lo debían constituir padre y madre y legó en ellos la responsabilidad de educar las generaciones nacientes (Mateo 19:4-6)
UNA DOLOROSA REALIDAD
Con el aumento de las separaciones, toma fuerza la figura de la madre soltera. Es quien lleva la peor parte e la separación y experimenta una sensación de abandono e inseguridad que, en muchos casos, le impiden salir adelante como hubiesen anhelado en la solidez de una familia.
Los especialistas coinciden en asegurar que el padre es determinante en los primeros años de los hijos, les otorga seguridad, un modelo a seguir—que lo ideal es fundamentado en principios y valores sanos–, lo mismo que estabilidad.
La psicóloga colombiana, Tatiana Cuéllar, plantea lo siguiente;
“En el caso de que el padre haya abandonado al niño durante la infancia, uno de los primeros sentimientos que enfrenta a medida que va creciendo, es el de no sentirse amado. Experimentar la sensación de que ha sido rechazado por el padre, que para él es importante. No se siente amado y, por supuesto, enfrenta la inseguridad.”
Esa afectación emocional acompaña al menor durante muchos años. Deja una impronta negativa, que difícilmente pueden borrar.
La psicóloga, Alejandra Ordóñez, catedrática universitaria en Colombia, advierte:
“Es lamentable que haya tantas familias monopartentales, en el país que sea. Que no haya una figura paterna dispuesta a asumir su cuota de responsabilidad en el cuidado de los hijos.”
Esta dolorosa realidad, del aumento de las separaciones, debería llevar a quienes están en la fase de noviazgo, a evaluar cuidadosamente la decisión de casarse.
No debe ser algo que se tome a la ligera. Medir los alcances y consecuencias del paso que van a dar y, por supuesto, llevar esa situación delante del Señor en oración (Salmo 37: 5)
EL PAPEL DE LOS FAMILIARES CERCANOS
Los familiares cercanos como los tíos o los abuelos, pueden ser protagónicos contribuyendo a llenar el vacío que deja la ausencia del padre.
Hay por lo menos cuatro pilares alrededor del cual deben manejar la relación con los niños:
+ Prodigarles amor, tolerancia y comprensión.
+ Promover el diálogo y tender puentes de confianza.
+ Ayudarles en la resolución de los conflictos.
+ En todo momento, depender de Dios en procura de sabiduría.
Es importante, insistimos, en que el apoyo de adultos mayores, en particular un hombre, pueda ayudar a llenar esa necesidad paternal.
En caso de que la mujer contraiga de nuevo matrimonio, es necesario que quien será su pareja, no solo sea consciente de la responsabilidad que asume, sino que, además, esté dispuesto a ayudar en la tarea de la crianza.
LOS HIJOS, UNA ENORME BENDICIÓN DE DIOS
Nuestra perspectiva acerca de los hijos debe cambiar. Es esencial que los asumamos como dice la Biblia, que son una bendición:
“Los hijos son una herencia del Señor, los frutos del vientre son una recompensa. Como flechas en las manos del guerrero son los hijos de la juventud. Dichosos los que llenan su aljaba con esta clase de flechas. No serán avergonzados por sus enemigos cuando litiguen con ellos en los tribunales.” (Salmo 127: 3-5| NVI)
En el proceso de formarlos, no estamos solos. Dios nos acompaña, como enseñan las propias Escrituras:
“Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes. En vano madrugan ustedes, y se acuestan muy tarde, para comer un pan de fatigas, porque Dios concede el sueño a sus amados.” (Salmo 127: 1, 2 | NVI)
Por supuesto, las crisis de matrimonio que afectan a los hijos, son previsibles. Pero conscientes de que la relación de pareja bajo la unión en el Señor es para siempre, debemos buscar Su divina ayuda para superar los problemas. Es posible salir avante, cualquiera sea la situación que enfrentemos.
Hoy es el día para emprender el cambio. Por supuesto, no podría despedirme sin antes animarle para que se acoja a la gracia de Dios que permite experimentar transformación en todas las áreas de la vida. Es posible. La obra de Jesús en la cruz, cambió el curso de nuestra historia y, en esa dirección, lo aconsejable es asumir por fe la obra del Gólgota que perdona nuestros pecados y trae salvación.
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