Dios nos concibió para experimentar crecimiento en todas las áreas de nuestra vida. Descubra por qué. Compartimos hoy valiosas razones bíblicas para avanzar siempre a nuevas áreas.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial
A Shawn Pleasants sus malas decisiones lo llevaron a una profunda crisis. Originario de San Antonio, Texas, desde pequeño fue considerado un niño genio. Sobresalió en la escuela y la universidad. Llegó a trabajar en Wall Street y emprendió una pequeña empresa. Era la encarnación de una historia de superación, camino hacia el éxito.
Su vida dio un giro. Hoy está en las calles de Los Ángeles, en Estados Unidos. Se dejo arrastrar por una profunda depresión y cayó en las drogas. «Soy responsable de mis propias elecciones. Soy dueño de todas mis decisiones«, declaró el hombre de 52 años que vive debajo de una lona en la sección Koreatown.
Pocas palabras, pero contundentes. ¿Sabía usted que cuando Dios nos creó, su misericordiosa expectativa era que experimentáramos, gracias a la obra de redención del Señor Jesús en la cruz, un proceso de crecimiento permanente en todas las áreas? Así lo leemos en Efesios 4: 14-16.
«… para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor.»
De hecho, múltiples textos que le animamos a consultar en su Biblia, hablan del proceso de crecimiento (Salmos 71:21; Proverbios 13:11; Isaías 29:19; Colosenses 1:10 y 2 Tesalonicenses 1:3) en el conocimiento de Dios, en la fe, en nuestro ámbito de influencia, siendo prosperados y en el proceso de enfrentar victoriosamente las dificultades.
ES HORA DE TOMAR DECISIONES APROPIADAS
Todos tomamos decisiones equivocadas. A nivel personal, espiritual y familiar. Esos errores nos llevan a caer muy bajo. Sin embargo, hay oportunidad para salir del pozo de la desesperación.
Cristo Jesús ya hizo la obra en el Calvario. Perdonó nuestros pecados y nos brinda una nueva oportunidad. De Su mano, podemos superar los problemas y avanzar en el crecimiento permanente. Lo que debemos hacer es sencillo: abrirle las puertas de nuestro corazón y permite que gobierne nuestro ser y nuestro hogar. ¡Es la mejor decisión que podemos tomar!
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