Su vida puede avanzar en victoria. Por supuesto, no que jamás surjan dificultades, sino que no luchamos en nuestras fuerzas para resolverlas, sino con ayuda del Señor.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial
Todos somos proclives a enfrentar crisis. Son diversas. Unas, sin proponérnoslo, las desencadenamos nosotros. Otras son provocadas por personas que manifiestan animadversión hacia lo que pensamos y hacemos.
Cuando estas situaciones difíciles salen al paso, antes que caer en la desesperación y la desesperanza, es esencia que volvamos la mirada a Dios, en procura de Su ayuda. Lo hacemos en oración.
El escritor y ministro cristiano, Eduardo Cañas Estrada, anota lo siguiente:
“Orar es tocar el cielo, es hablar con Dios y derramar nuestra alma ante Él con un deseo profundo de alcanzar lo que pedimos. Es contarle, con nuestras propias palabras, lo que sentimos y sufrimos, sin acudir a un lenguaje florido, sino lleno de sinceridad. Cuando aprendemos a estar a solas con el Señor, adquirimos una profundidad espiritual mayor, y un conocimiento más pleno del Padre.”
Si está atravesando por un momento difícil, vuelva la mirada al Señor. Nuestro Padre celestial está atento a las oraciones. Por su infinita gracia, desea ayudarnos a encontrar el camino para la salida del laberinto.
¿Qué hacer para resolver las crisis? las respuestas se encuentra al hacer una lectura cuidadosa del Salmo 3.
LAS CRISIS SON INEVITABLES
Todo creyente en Jesucristo debe estar preparado para las crisis. Además de que son inevitables, buscan robarnos la paz interior. Sin embargo, podemos vencerlas con ayuda de Dios. Por favor, busque en el Salmo 3 los siguientes versículos que le arrojan luces en los problemas:
> Las crisis se derivan de dificultades, en buena medida, ajenas a nuestra voluntad.
> Las crisis se derivan de personas que, por alguna razón, manifiestan adversidad con nosotros (v. 1)
> Las crisis ponen a prueba nuestra fe, particularmente cuando arrecian los ataques (v. 2 a.)
> Las crisis ponen en evidencia y si de verdad nuestra fe y confianza están afincadas en Dios (v. 2 b.)
DEBEMOS AFIANZARNOS EN DIOS
No estamos solos en las batallas que libramos diariamente. Dios nos acompaña. Él nos permite hallar la salida del laberinto. Le animamos a consultar las siguientes citas con base en el Salmo 3.
> No podemos luchar en nuestras fuerzas porque terminaremos profundizando la situación.
> En medio de las crisis debemos reconocer que solamente Dios nos permite encontrar una salida al laberinto (v. 3 a)
> Dios es nuestro protector (v.3 a.)
> Dios es nuestro ayudador (v. 3 b.)
> En medio de las crisis Dios nos muestra el camino a seguir (v. 7 a.)
> En medio de las crisis, Dios nos libra de los ataques de los adversarios (v. 7 b.)
DIOS ESCUCHA NUESTRAS ORACIONES
Clame al Señor en medio de las crisis. Tenga la firme certeza de que Él es nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por favor, consulte las siguientes citas que hallamos en el Salmo 3:
> Si Dios es nuestro ayudador, debemos orar a Él en procura de superar las crisis (v. 8)
> Antes que desesperarnos en medio de las crisis, la oración debe ser nuestro refugio delante de Dios (v. 4)
> Dios escucha nuestras oraciones.
> Dios responde a nuestras oraciones (v. 4 b.)
> Cuando clamamos a Dios, confiamos que ninguna situación de crisis prosperará en nuestra vida (v. 6)
> Cuando clamamos a Dios, depositamos nuestra confianza en Él que traerá soluciones a la situación que enfrentamos (v. 5)
APRÓPIESE DE LA GRACIA DE DIOS
Su vida puede avanzar en victoria. Por supuesto, no que jamás surjan dificultades, sino que no luchamos en nuestras fuerzas para resolverlas, sino con ayuda del Señor.
El escritor y ministro cristiano, Eduardo Cañas Estrada, anota lo siguiente:
“Siempre he creído que el cristiano es más grande de rodillas que de pie, porque en el secreto de la recámara es donde se obtienen las grandes victorias espirituales… Solo Dios podrá cambiar el curso de la historia por medio de los hombres de oración que estén dispuestos a clamar hasta que haya seguridad de victoria.”
Nuestra fe está enfocada en el Señor. Sabemos que, por Su gracia, nos ayuda. No hay situación por compleja que sea, que no tenga solución con el poder de Dios. Él nos abre puertas y nos lleva siempre a un nuevo nivel de victoria.
Aprópiese de la gracia de Dios. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo. Hoy es el día para dar ese paso de fe.
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