No podemos ocultar que hay momentos críticos en nuestra vida personal, espiritual y familiar. Antes que esconderlos o encerrarnos en el dolor, es imperativo que volvamos nuestra mirada a Dios en procura de consuelo.
Fernando Alexis Jiménez | Editor de la Revista Vida Familiar | @VidaFamiliarCo
Lo primero que hizo Nicolás Martínez fue tomar una fotografía de la imponente estructura –otrora motivo de elogios por la creatividad invertida en los acabados arquitectónicos, en los colores que resaltaban las columnas y en las molduras de yeso–, que ahora lucía envuelto en llamas. Después se lanzó a la batalla. Él es bombero y su misión es combatir el fuego, en ciudad de México.
Horas más tarde, en la diminuta salita de su apartamento, rodeado por sus dos pequeños hijos y la esposa que cada día lo espera con la misma expectación y ansiedad que si lo viera llegar después de una guerra, repasaron las gráficas.
Si bien es cierto las lenguas de fuego envolvían la edificación, las degradaciones de amarillo, rojo, azul y gris, daban un matiz diferente a lo que decenas de personas consideraban era una tragedia. Detrás del incendio, había arte.
En dos años logró coleccionar un centenar de imágenes de siniestros que hoy expone en México, y que han convertido a este héroe anónimo, en un caso singular del artista que combina su profesión de bombero con la afición por la fotografía.
Cuando Nicolás vuelve atrás las páginas del álbum, sólo aprecia fotos de instantes que fueron angustiosos, que quizá cobraron vidas humanas y despertaron incertidumbre, pero que hoy forman parte del archivo del pasado, del ayer que jamás volverá.
ATORMENTADOS POR EL PASADO
Un error enorme en nuestra existencia es proseguir atormentándonos con lo que pasó antaño. Todo eso quedó en ese limbo indeterminado que constituyen los hechos que nunca se repetirán. Cada segundo es nuevo. De ahí que sólo el presente cuenta. El dolor por el pasado sólo atormenta a quienes quieren vivir en el pasado.
A esta sana decisión de crecer diariamente se refirió el apóstol Pablo cuando escribió:
“… una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”(Filipenses 3:13, 14).
Este batallador incansable, a quien se considera un ganador de tiempo completo, tenía claro que sólo podemos crecer en la medida que vivamos el presente y nos preparemos para el mañana. Igual como cristianos.
PONER LA MIRADA EN CRISTO
Sólo llegaremos al final de nuestra existencia con Jesucristo, si ponemos la mirada en El y no dimensionamos las circunstancias adversas que podamos enfrentar hoy..
El salmista escribió acertadamente:
«Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias. El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido.» (Salmo 34:17-18 | NVI)
Quien nos asegura la victoria, es Dios mismo cuando confiamos en Él:
«El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes.» (Deuteronomio 31:8| NVI)
Insistimos en algo que es esencial: no luchar en nuestras fuerzas. Recuerde que de Dios es la gracia y por esa gracia, que ganó Jesús en la cruz, tenemos siempre la oportunidad de volvernos a Él, ser perdonados y encontrar una salida al laberinto.
Si todavía no ha recibido a Jesucristo como su Señor y Salvador, hoy es el día oportuno para que le abra las puertas de su corazón. Es la mejor decisión que podrá tomar.
© Fernando Alexis Jiménez | @SalvosporlaGracia