A lo que estamos asistiendo, es a matrimonios en los cuales prima el orgullo y la falta de perdón. Un fenómeno cada vez más creciente que lleva al divorcio. Los hijos, inocentes en todo este doloroso proceso, terminan pagando las consecuencias. Un taller teórico-práctico para compartir en grupos o de manera individual.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial
Para comenzar, les invitamos a tomar nota de dos investigaciones difundidas hace pocos años. La primera de ellas fue adelantada por la Universidad de Londres y establece que una de cada cuatro parejas se divorcia durante el proceso de crecimiento de sus hijos, que generalmente se encuentran en la adolescencia.
Ahora bien, de cada mil niños de ese conjunto de hijos fruto de un divorcio, los que estaban con edades entre los 7 y 14 años, se vieron afectados emocionalmente, en el rendimiento escolar y en sus relaciones interpersonales. Se les dificultaba, además, recibir y dar amor. Se comprobó que el impacto es a corto y largo plazo. Los menores de 7 años no tuvieron igual grado de afectación.
Otra investigación realizada por la Universidad de Virginia, en los Estados Unidos, dice que los hijos se ven afectados por igual, sin importar la edad. Incluso, asegura que antes del primer año los menores son conscientes de lo que ocurre en el entorno familiar.
Y USTED, ¿QUÉ TAL PARA PERDONAR?
Lectura Bíblica: 1 Samuel 24:1-19.
El curso en la historia de toda persona cambia cuando hay un corazón perdonador. Y, ese corazón perdonador, es el fruto de una vida donde se aplica la sanidad interior. Todo un proceso en el que involucramos el poder de Dios.
La falta de perdón nos roba los mejores momentos de la vida familiar. Nos impide ser felices. Esa falta de perdón que quizá estemos anidando en el corazón.
Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de hallar oportunidades donde otros consideran que pueden darse razones para llenarse de amargura.
Cuando reflexionamos sobre las dificultades que pueden haber ocurrido y que llevaron a la falta de perdón, descubrimos con la mano en el corazón y sin reaccionar impulsivamente, que de toda circunstancia que parece adversa podemos aprender algo:
«Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.»(Romanos 8:28 | RV 60)
Cada uno de nosotros tiene la posibilidad de hallar oportunidades donde otros consideran que pueden darse razones para llenarse de amargura.
> ¿Qué ha producido en mi vida la falta de perdón?
> ¿De qué manera produzco heridas con mi falta de perdón hacia mi cónyuge y los hijos?
> Si hay algo que podríamos aprender de cada situación, ¿qué lección podríamos decir que hemos aprendido?
NUEVE FORMAS COMO DIOS VE LA FALTA DE PERDÓN
La falta de perdón no es simplemente algo que afecta el entorno emocional de la familia. También tiene un componente espiritual. Sobre esa base, le animamos a estudiar la forma como Dios ve la falta de perdón:
> Dios no concibe que sus hijos aniden rencor en su corazón (Levítico 19: 17)
> Dios nos manda conciliar con el prójimo respecto a qué fue lo que nos ofendió.
> Para Dios debe prevalecer el amor (Marcos 12: 31)
> Dios desea que no avivemos el rencor en nuestro corazón (Proverbios 10:12)
> Dios no concibe que pensemos en la venganza cuando profesamos ser creyentes en Jesús (Proverbios 20:22)
> Dios espera que en los hogares reine la paz, pero en amor (Proverbios 17:1)
> Quien odia a su cónyuge e hijos, permanece en tinieblas (1 Juan 2: 9)
> Odiar levanta barreras ante el Reino de Dios (1 Juan 3:15)
> Solo quien ama y perdona a su cónyuge e hijos, ama verdaderamente a Dios (1 Juan 4: 20, 21)
No hay crisis por grande que parezca, incluso cuando un matrimonio va camino de divorcio, que no se pueda resolver con ayuda de Dios.
SIETE RAZONES PARA QUE REINE EL AMOR
Estamos llamados a amar. Forma parte de la naturaleza de que Dios nos dotó a usted y a mí. Sobre esa base le compartimos las razones por las cuales el amor debe reinar en nuestra vida conyugal y familiar en general:
> Quien nos da el poder para perdonar es el Espíritu Santo (Gálatas 5: 22)
> El perdón ocupa un lugar relevante delante de Dios (1 Corintios 13:13)
> Dios es la fuente del amor verdadero en nuestras vidas (Efesios 3:14-19)
> El distintivo de una familia cristiana es andar en amor (Efesios 5:2)
> El distintivo de un cristiano comprometido es el amor (Colosenses 3:12-15)
> La unidad conyugal y con los hijos se logra cuando perseveramos y permanecemos en el amor (1 Corintios 6:11)
> Solo quien ama, por encima de las circunstancias, puede asegurar que ha conocido a Dios (1 Juan 4:16)
La decisión de perdonar a nuestro cónyuge, rindiendo nuestro orgullo a Dios, está en nuestras manos.
¿POR QUÉ DEBEMOS PERDONAR A NUESTRO CÓNYUGE E HIJOS?
Hemos visto de acuerdo con las Escrituras, que el perdón está en el plan de Dios para nuestras vidas y debemos vivenciarlo. Le invito a tener en cuenta las siguientes razones:
> Porque Dios es la fuente del perdón (Salmo 103:2; Isaías 44:22)
> Recibimos perdón cuando perdonamos (Mateo 6:14)
> Cuando confesamos a Dios nuestros pecados, recibimos perdón (Isaías 43:25; 1 Juan 1:9)
> Porque es un mandato del Reino de Dios (Efesios 4:23)
A partir de lo que hemos aprendido hoy, es importante que imprimamos cambios en nuestra vida conyugal y con los hijos.
Escuche Aquí las transmisiones diarias de Vida Familiar, con Fernando Alexis Jiménez.
EJERCICIOS PARA LOS PARTICIPANTES EN EL SEMINARIO
Conferencia: “La falta de perdón, determinante en los divorcios”
EJERCICIO Nro. 1
¿Cuáles son los sentimientos que ha venido guardando en su corazón como consecuencia de la falta de perdón? ¿De qué manera afecta su relación conyugal y con los hijos?
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EJERCICIO Nro. 2
Piense en su cónyuge e hijos. ¿Hay una ofensa que le hayan causado y que aún no ha podido perdonar? Ahora lea Colosenses 3:12-15. Alrededor de la falta de perdón, ¿qué enseña Dios en Su Palabra:
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EJERCICIO Nro. 3
Por favor lea Proverbios 17: 1. ¿Qué ambiente espera Dios que reine en la vida conyugal y con los hijos’ ¿Qué se compromete usted a hacer desde hoy para que eso ocurra?
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Este material forma parte del Seminario “Salvemos nuestro matrimonio” impartido por la Misión Edificando Familias Sólidas