Las señales de alarma frente al adulterio

El adulterio se ha convertido en una epidemia. Se encuentra en todas partes, incluso entre quienes profesan fe en Jesucristo. Un asunto grave que amerita afianza los principios y valores en la familia.

El adulterio se ha convertido en una epidemia. Se encuentra en todas partes, incluso entre quienes profesan fe en Jesucristo. Un asunto grave que amerita afianza los principios y valores en la familia.


Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial


Cuando nos unimos en matrimonio, el paso que damos no tiene un carácter transitorio. Como lo leemos en las Escrituras, es para siempre. Renunciar ante el primer tropiezo, no honra ni glorifica a Dios. Por el contrario, afrenta al Padre celestial. Él fue quien creó esa sagrada institución.

Antes de avanzar hacia los factores que desencadenan el divorcio, como consecuencia del divorcio, y cómo prevenirlos, permítanos citar las necesidades básicas de los componentes de la pareja:

Necesidades de la esposa:

+ Afecto

+ Conversación

+ Honestidad

+ Franqueza

+ Provisión financiera para las necesidades

+ Compromiso familiar

Necesidades del esposo:

+ Placer sexual

+ Acompañamiento

+ Admiración de su pareja

+ Ayuda doméstica

+ Una esposa que no se descuida físicamente

Nuestro adversario espiritual saca ventajas de las carencias y comienza a susurrar a oído de quien se siente insatisfecho.

Sobre las posibilidades de incurrir en adulterio o una experiencia inmoral que busque satisfacer esos vacíos, es necesario evaluarnos con frecuencia. Las diferencias que surjan entre los dos, es fundamental examinarlas y con ayuda del Señor, imprimir ajustes y correctivos.

El autor cristiano, Neil T. Anderson, escribe:

“Mantener nuestros matrimonios fuertes es la mejor estrategia para mantenerlos prueba del adulterio. Pero no es cien por ciento seguro. Aun los mejores matrimonios a veces se manchan con el adulterio. La debilidad humana y el declive moral hace que muchos cónyuges se conviertan en un blanco vulnerable para el adversario.”

En todo momento debemos mantenernos alerta ante las tentaciones que sutilmente nos tiende Satanás, la serpiente antigua (Apocalipsis 20: 2)

ACTUAR CON RAPIDEZ

No podemos desconocer que diariamente enfrentamos múltiples tentaciones y que muchas de ellas, si no las erradicamos, pueden conducirnos al adulterio.

Tengamos en cuenta, por ejemplo, lo siguiente:

+ La pornografía no es la serpiente, es la mordida.

+ Las tentaciones sutiles no son la serpiente, es la mordida cuando cedemos a ellas.

+ El adulterio no es la serpiente, es la mordida.

+ El aborto como consecuencia de la fornicación no es la serpiente, es la mordida.

Las consecuencias de la inmoralidad son desastrosas a nivel personal, familiar y ministerial.

¿Cómo enfrentamos apropiadamente las tentaciones? Haciendo acopio de las armas espirituales.

“Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.  Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.” (2 Corintios 10: 4, 5 | NVI)

¿De qué armas espirituales podemos apropiarnos para librar exitosamente las batallas?

+ La oración

+ La armadura de Dios

+ Los consejos de la Biblia

+ La obediencia a Dios

Depender de Dios en todo momento

Tomemos nota de lo que enseña el apóstol Pablo:

“No se dejen engañar: «Las malas compañías corrompen las buenas costumbres.” (1 Corintios 15: 33 | NVI)

Algo que debemos considerar y que resulta preocupante, es que hoy día muchos cristianos están cayendo en el adulterio. Las principales batallas contra los principios y valores se libran en la mente. Esas batallas por momentos pueden tornarse constantes.

En todo momento es importante:

+ Alimentar el diálogo

+ Saber escuchar

+ Respetar la opinión del cónyuge, así difiera de la nuestra

+ Compartir un abrazo cálido

+ No cansarnos de decirle: “Te amo

+ Perdonar y sumir en el pasado los equívocos de nuestro cónyuge  

+ Ser sinceros

+ Si surge una tentación, ser francos

Aquí cabe aludir a la importancia de pasar tiempo en oración. Es un arma que, por el poder de Dios, puede cambiar las circunstancias.

Recuerde que, a menos que salgamos de la inmoralidad, respondemos ante Dios:

“Porque es necesario que todos comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba lo que le corresponda, según lo bueno o malo que haya hecho mientras vivió en el cuerpo.  Por tanto, como sabemos lo que es temer al Señor, tratamos de persuadir a todos, aunque para Dios es evidente lo que somos, y espero que también lo sea para la conciencia de ustedes.” (2 Corintios 5: 10, 11 | NVI)

La clave en todo momento es evaluarnos y tener claro que, bajo ninguna circunstancia, podemos ceder a las tentaciones.


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