Piense cuidadosamente antes de hablar

Los Proverbios abundan en consejos alrededor de lo que debemos decir y sobre aquello que debemos callar. Hay otros libros de la Biblia donde se aborda el asunto.


 Fernando Alexis Jiménez | Editor de Familias Sólidas | @VidaFamiliarCo


¿Le ha ocurrido que después de decir algo, descubrió que cometió un desacierto o, sencillamente, produjo heridas u ofendió a las personas con las que está hablando, comenzando por su familia?

Es muy común incurrir en este tipo de equívocos. Como es previsible, debemos tomar una decisión: ser cuidadosos con lo que decimos. Y en caso de fallar, pedir perdón a tiempo. Es una forma de corregir.

En esa dirección, una Palabra de las Escrituras que debe ser nuestro estandarte, es la siguiente:

«El hombre prudente no muestra lo que sabe, pero el corazón de los necios proclama su necedad.» (Proverbios 12: 23 | NVI)

Aunque nos resulte complicado, es mucho más sano y sabio, evaluar cuidadosamente lo que vamos a decir.

PRUDENTES PARA HABLAR, SABIOS PARA CALLAR

Los Proverbios abundan en consejos alrededor de lo que debemos decir y sobre aquello que debemos callar. Hay otros libros de la Biblia donde se aborda el asunto. A continuación, compartimos recomendaciones que serán valiosas en su vida.

> Nuestras palabras, reflejan el enojo (Proverbios 12: 16; 14: 8)

>  Callar es mejor que hablar e incurrir en errores (Proverbios 12: 23; Amós 5: 13)

>  Nuestras palabras deben encerrar una carga de consuelo cuando alguien sufre (Proverbios 12: 25)

>  Ser prudentes al hablar, es asociado con ser sabios (Proverbios 14: 18)

>  Debemos hablar y reaccionar con prudencia (Proverbios 15: 1)

>  Ser prudentes al hablar nos libra de angustias (Proverbios 21: 23)

>  Cuanto decimos, debería transmitir sabiduría (Proverbios 31: 26)

Son solamente 7 de los muchos consejos que la Biblia nos ofrece alrededor de callar y ser cuidadosos antes de responder. Es parte de la dinámica de medir cuidadosamente cuanto decimos, para no dañar a las personas, comenzando por aquellas que amamos.

SUS PALABRAS CONSTRUYEN O EDIFICAN

Parta de un principio, nuestras palabras edifican o destruyen. En esa dirección, una de nuestras metas en lo sucesivo es construir con cuanto decimos. Es un principio de victoria que nos ayudará en las relaciones interpersonales, comenzando con la familia:

«Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida. El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.» (Santiago 3: 5-8 | NVI)

Es hora de evaluarnos y, con ayuda de Dios, imprimir ajustes en nuestra forma de pensar y actuar.

No podríamos concluir sin antes invitarle para que se acoja a la gracia de Dios. Por la obra de Jesucristo en la cruz, sus pecados fueron perdonados y tiene ahora la oportunidad de emprender una nueva vida. Recíbalo en su corazón.


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