¿Realmente tienen poder nuestras palabras para atraer cosas?

Enseñanzas equivocadas llevan a millones de personas a creer que con solo desear y "decretar" algo, sucederá.

Enseñanzas equivocadas llevan a millones de personas a creer que con solo desear y «decretar» algo, sucederá. Descubra la relación de estas concepciones erradas con la nueva era. Distan mucho del Evangelio bíblico, en el que somos bendecidos por que Dios no ama.


 Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial 


En los últimos 20 años ha tomado fuerza una enseñanza equivocada: que las palabras tienen poder para atraer bendiciones, riquezas, todo lo bueno de la vida. De la mano con la enseñanza, que usted es responsable y deja de lado a Dios. En pocas palabras, usted decide ser bendecido a partir de lo que dice, o recibir maldiciones.

Lo grave del asunto es que esta seudo doctrina ha llegado a entronizarse de tal manera, que en muchas denominaciones forma parte de las prédicas dominicales y se llega al extremo de sustentar esas apreciaciones con versículos y pasajes bíblicos sacados de su contexto.

¿DÓNDE SE ORIGINA ESA ABERRACIÓN TEOLÓGICA?

Curiosamente el “Dígalo y lo recibirá”, es una amalgama de la nueva era y de los conceptos difundidos por la actriz y escritora seudocientífica, Rhonda Byrne (Australia, 1951), autora del libro “El Secreto” (2006).

Un texto leído por millones de personas. Precisa que los escritos ayudan a los lectores a desvelar el poder oculto del Universo para ponerlo de su parte.

No importa dónde esté quien lo lea, ni a lo difíciles que parezcan las cosas, siempre todos están destinados a realizar cosas magníficas, siempre.

Precisa que es esencial centrarnos en las buenas ideas y no en las negativas. Esto no significa que usted vaya a ignorar cualquier sentimiento desagradable, pero es crucial que aprenda a detenerse para evitar caer en una espiral descendente. Y añade que nuestros pensamientos y palabras liberan una frecuencia que es la que atrae lo bueno o lo malo.

Aunque hay equívoco en cada página, muchos predicadores—fundamentalmente aquellos con una marcada inclinación a la teología de la prosperidad—le han dado tanta importancia, que pareciera, la equiparan con la Biblia.

LO QUE SÍ ENSEÑA LA BIBLIA

En ninguna parte hallamos un texto que sustente la ley de la Atracción. Lo que sí es claro, es que hay una ley ineludible y bíblica: la de la siembra y la cosecha:

“No se engañen. Dios no puede ser burlado. Todo lo que el hombre siembre, eso también cosechará.  El que siembra para sí mismo, de sí mismo cosechará corrupción; pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna.” (Gálatas 6: 7, 8 | RVC)

El profeta Oseas escribió:

«Sembraron vientos y cosecharán tempestades. El tallo no tiene espiga y no producirá harina; si acaso llegara a producirla, se la tragarían los extranjeros» (Oseas 8: 7 | NVI)

Claro, somos prosperados y bendecidos cuando, al acogernos a la gracia de Dios, entendemos que hay un camino y un propósito a seguir (Cf. Deuteronomio 6:10-12; Josué 1:7, 8; 1 Crónicas 22:13).

El autor norteamericano, Ed Gungor, anota:

“… Si no somos cuidadosos, podemos reducir a Dios en nuestra perspectiva, a un siervo nuestro. Creemos que aquello que deseamos es el centro del universo. Es una actitud muy peligrosa, porque quizá estamos viendo a Dios como el genio de la lámpara de Aladino, desconociendo quién es realmente, nuestro Padre y Hacedor, y a quien nos debemos. Por demás está recordar que los genios solamente existen en los cuentos de hadas. ”

Andar de Su mano, nos lleva a experimentar paz interior, crecimiento y transformación en aquellas áreas que lo necesitamos. Distanciarnos de Él, trae desesperanza y desasosiego.

ADMINISTRADORES DE DIOS

Todos tenemos una vida, unas oportunidades, unos talentos, dones y cualidades y unos distintivos que provee Dios y que estamos llamados a administrar (Mateo 25:14-30)

En esa dirección, nuestro objetivo debe orientarse a descubrir el propósito del Señor para nuestra existencia y, de la mano con ese paso, caminar en Su voluntad.

¿POR QUÉ TIENEN TANTA FUERZA LAS ENSEÑANZAS SOBRE LA PROSPERIDAD?

La respuesta es sencilla: muchas personas cambian los juegos de azar, las loterías, bingos y otras prácticas, para enriquecerse rápidamente y alcanzar prestigio, creyendo que hallarán eso y más en una denominación.

Están equivocados, por supuesto. Se han dejado arrastrar por el enemigo, como advierten las Escrituras:

“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.” (2 Corintios 4: 3, 4 | RV 60)

Se desecha el Evangelio y la salvación eterna, por ir tras lo económico.

En ese orden de ideas es bueno recordar las enseñanzas de nuestro amado Dios y Salvador Jesucristo:

“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” (Mateo 6: 33 | RV 60)

Dios nos bendice y prospera, por una razón elemental: nos ama y Sus planes, siempre son mejores que los nuestros:

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová.” (Isaías 55: 8 | RV 60)

Es hora de hacer un alto en el camino y evaluarnos. Probablemente, al dirigirnos a Dios, descubramos que hay muchos ajustes que debemos hacer en nuestra forma de pensar y de actuar.

A propósito: ¿Ya recibió en su corazón a Jesucristo  como Señor y Salvador? Tenga presente que, por la gracia de Dios, Jesús murió en la cruz por nuestros pecados, trajo perdón y una nueva oportunidad a nuestras vidas y nos asegura la vida eterna. Pero usted debe apropiarse de la gracia por fe.


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