¿Tiene sentido nuestra vida?

Jesús cargó con todos nuestros pecados. No porque lo mereciéramos, sino por amor. Todo por cuanto el propósito eterno de nuestro Padre es que nadie se pierda. Esa realidad maravillosa le da sentido y propósito a nuestra existencia.

Jesús cargó con todos nuestros pecados. No porque lo mereciéramos, sino por amor. Todo por cuanto el propósito eterno de nuestro Padre es que nadie se pierda. Esa realidad maravillosa le da sentido y propósito a nuestra existencia.


Fernando Alexis Jiménez | Director del Blog SalvosporlaGracia.com


Las autoridades perdieron la cuenta del número de hombres y mujeres entre los 20 y 30 años que viven en casas atestadas de basuras. Es un fenómeno que ha venido tomando fuerza en Corea del Sur y para el cual, hasta el momento, no se ha encontrado solución. Algunas de las víctimas del trastorno mental terminan en suicidio.

De acuerdo con los especialistas, la depresión y la ansiedad son los principales factores detrás de esta situación.

En 2021, casi el 37 por ciento de la población surcoreana presentaba síntomas relacionados con estados depresivos, lo que coloca al país en el lugar más alto de la lista entre las naciones que enfrentan este problema social.

Lo más alarmante es que una gran parte de estas personas no contaba con un diagnóstico formal o acceso a tratamiento adecuado. La incapacidad para realizar tareas cotidianas, como limpiar el hogar, refleja el deterioro de la salud mental de estos jóvenes, quienes se encuentran atrapados en un ciclo de autonegación y aislamiento, según reseña el sitio web Mdzol.com.

En muchos casos, descubren medicamentos recetados, esparcidos por el suelo, junto a notas de ánimo escritas por los propios habitantes en un intento desesperado por mantenerse a flote. Lo hacen para motivarse a vivir y no renunciar en el intento.

El problema va más allá de la suciedad en casas y apartamentos. La acumulación de basura y el desorden se han convertido en síntomas visibles de un profundo malestar psicológico. Estos jóvenes han perdido la motivación para mantener sus espacios limpios y, también, han dejado de lado otras actividades cotidianas y necesarias.

Para ellos, salir de la cama, preparar una comida o, incluso, contestar el teléfono puede sentirse como tareas imposibles. La falta de sentido en sus vidas, junto con el estigma social alrededor de las enfermedades mentales, agrava aún más su situación, comenta la fuente.

ACUMULADORES COMPULSIVOS

Una reconocida plataforma de televisión popularizó varias temporadas de la Serie “Acumuladores compulsivos”.

Los diversos episodios exploran el mundo de los acumuladores compulsivos, cuya adicción por adquirir objetos inunda no sólo sus casas, sino también sus vidas. Por supuesto, todo cuanto acumulan, termina convirtiéndose en basura.

Un especialista de la Clínica Mayo, de los Estados Unidos, advirtió que llegar al extremo de vivir en espacios llenos de basura, está asociado a la depresión y trastornos de ansiedad, la manía obsesivo compulsivo y el déficit de atención e hiperactividad.

En un informe reciente el psiquiatra que abordó el tema, anotó lo siguiente:

«La acumulación compulsiva puede variar de leve a grave. En algunos casos, es posible que la acumulación compulsiva no afecte tanto su vida, pero en otras personas puede afectar gravemente su rutina diaria. Las personas que tienen este trastorno posiblemente no lo vean como un problema, por lo que puede ser difícil conseguir que participen en el tratamiento. Pero un tratamiento intensivo puede ayudarles a comprender cómo pueden cambiar sus creencias y comportamientos para vivir una vida más segura y placentera.»

Algunos de los síntomas del trastorno pueden incluir los siguientes comportamientos:

  • Acumular una cantidad excesiva de objetos que quizás no se necesitan por el momento y para los cuales no se tiene el espacio suficiente.
  • Tener dificultad constante para desechar o deshacerse de las cosas, independientemente de su valor real.
  • Tener la necesidad de guardar estos objetos y sentirse mal ante la idea de tener que deshacerse de ellos.
  • Generar un desorden tal que ya no se pueden utilizar las habitaciones de la casa.
  • Ser perfeccionista y evitar tomar decisiones o retrasarlas.
  • Problemas para planificar y organizar.
  • Acumulación de comida o basura que genera condiciones insalubres considerables.
  • Sufrimiento emocional o problemas para desenvolverte en la vida cotidiana, o para mantener su seguridad, la de los demás y la de sus mascotas en el hogar.
  • Problemas en las relaciones, aislamiento social y dificultades en el trabajo.

Haga un alto en el camino. ¿Qué le parece esta situación? La infelicidad de millares de personas, quizá cercanas a usted. Consideran que su vida no tiene propósito. No desean seguir adelante. Algunas consideran que la única salida es el suicidio.

ACOSTUMBRADOS A VIVIR EN LA MISERIA

Usted no es un accidente del universo ni nada que se le parezca. La Biblia dice que Dios lo creó con un propósito. Pensó en usted desde antes de que todo tuviera origen.

El profeta Isaías, inspirado por el Señor, escribió:

“Al norte le diré “Entrégamelos”, y al sur le diré “No retengas más a mis hijos; trae a mis hijas de los confines de la tierra, a todos los que llevan mi nombre. Yo los he creado. Yo los formé y los hice para gloria mía.” (Isaías 43: 6, 7 | RVC)

Por su parte el profeta Jeremías anota:

“Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza.” (Jeremías 29: 11| RVC)

No nos equivocamos al afirmar que hay un plan especial de Dios para su vida. Quien le hace pensar que nada tiene sentido y siembra en su corazón pensamientos de derrota, es el adversario Satanás, de quien el Señor Jesús dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir…” (Juan 10: 10 a | RVC)

El apóstol Pablo, precisa:

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10.

Es importante que haga un alto en el camino. Quizá no vive como decenas de personas de Corea del Sur y de Estados Unidos en casas de basura, pero igual, siente que absolutamente vale la pena. Hoy es el día para comenzar de nuevo.

El reconocido autor, Charles Stanley, lo plantea así:

«La humanidad es pecadora. La justicia de Dios requiere pagar el precio por el pecado. Pero Dios también es misericordioso. Entonces, ¿cómo podría ejercer tanto justicia como misericordia? Antes de la fundación del mundo, Él ya tenía el plan establecido. Así que, cuando llegó el momento, su Hijo sin pecado vino en carne humana para llevar nuestros pecados (1 P 1.18-20). El Padre celestial colocó sobre Él toda nuestra culpabilidad y castigo. Dado que el pago del Salvador satisfizo la justicia divina, el pecador podía ser declarado justo. La justicia castigó el pecado, y la misericordia rescató a los pecadores.»

Es cierto, usted ha fallado delante del Padre, pero como resalta el doctor Stanley, hay algo maravilloso que se llama “gracia”, mediante la cual usted recibe el perdón de pecados y la vida eterna.

UN REGALO MARAVILLOSO PARA SU VIDA

Solo por gracia y aun cuando por sus pecados merecía morir (Romanos 3: 23), Dios envió a Su Hijo Jesús a morir en la cruz “para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3: 16 b | RVC)

El autor cristiano y director de ministerios Vida de Gracia, Charles Bing, explica:

“El concepto que tengamos de la gracia de Dios no es sólo la clave para llegar a ser cristianos, sino también, la clave para tener la seguridad de la salvación y para vivir en libertad, para servir a Dios y a los demás. La gracia nos arraiga en la vida cristiana. Si usted no entiende la naturaleza de la gracia, tendrá problemas y estará confundido en alguna de estas áreas de la vida.”

¿Qué es la gracia? Es el perdón de todos sus pecados pasados, presentes y futuros, sin que usted se lo merezca. No importa cuán malo haya sido. Para eso fue que Jesús, el Hijo de Dios, murió en la cruz.

Dios lo anunció a través del profeta Isaías:

“Vengan ahora, y pongamos las cosas en claro. Si sus pecados son como la grana, se pondrán blancos como la nieve. Si son rojos como el carmesí, se pondrán blancos como la lana.” (Isaías 1: 18 | RVC)

Gracia, entonces, significa que, si nos acogemos a Su misericordia, somos salvos, tenemos motivación para vivir y caminar de Su mano poderosa y que, estar en la eternidad por siempre no depende tanto de las obras, como sí de confiar en la obra redentora de Cristo (Efesios 2:8-10).

Y anota el apóstol Pablo:

“Nosotros somos hechura suya; hemos sido creados en Cristo Jesús para realizar buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que vivamos de acuerdo con ellas.” (Efesios 2: 10 | RVC)

¿Y acaso no fallamos? Por supuesto que sí. Pero si nos atuviéramos a las obras, ninguno sería salvo porque el pecado está ligado a nuestra naturaleza.

El escritor norteamericano, Richard Bing, anota que:

“El primer paso para convertirse en creyentes arraigados en la gracia es entender que la gracia es un don gratuito de Dios para nosotros. Por don, nos referimos a que es totalmente gratuito, incondicional e inmerecido. Cualquier otra definición de gracia tiene graves repercusiones en nuestro punto de vista de la salvación, la seguridad de la salvación, la vida cristiana y el ministerio. Cualquier intento de ser dignos de ella, de merecerla, ganarla, de hacer algún compromiso a cambio de ella o de llegar a algún nivel de productividad para ella, nulifica la gracia de tal manera que ésta deja de ser gracia.”

Por supuesto, por el hecho de que sea algo gratuito e inmerecido, no nos resulta fácil de asimilar. Sin embargo, es real y Dios la reafirma una y otra vez. Es Su demostración de amor por todos los pecadores. Tanto así que en la Biblia el término es mencionado en 211 ocasiones. En el Antiguo Testamento, 74 veces y 137 en el Nuevo Testamento.

Es la forma amorosa como Dios responde a nuestras necesidades. Al acogernos con su infinita misericordia, no pone condiciones.

El apóstol Pablo lo explica de una manera magistral:

“Y si es por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no sería gracia. Y si fuera por obras, ya no sería gracia; de otra manera la obra ya no es obra.” (Romanos 11: 6 | RVC)

Jesús el Señor ya pagó la deuda. Llevó en la cruz todas nuestras culpas. Eso es lo que marca la diferencia. Aun cuando la maldad haya manchado nuestro pasado, en Cristo encontramos salvación y vida eterna. Es su respuesta a un sincero arrepentimiento.

Esa maravillosa gracia es la que nos permite desarrollar intimidad con el Padre y el Hijo, quienes moran en usted y en mí por el Espíritu Santo.

UNA OBRA COMPLETA

Cuando Dios decidió perdonarnos, por amor, dejó trazada una obra completa:

“Pero Dios muestra su amor por nosotros en que, cuando aún éramos pecadores, Cristo murió por nosotros. Con mucha más razón, ahora que ya hemos sido justificados en su sangre, seremos salvados del castigo por medio de él. Porque, si cuando éramos enemigos de Dios fuimos reconciliados con él mediante la muerte de su Hijo, mucho más ahora, que estamos reconciliados, seremos salvados por su vida.” (Romanos 5: 8-10 | RVC)

Jesús cargó con todos nuestros pecados (Filipenses 2: 6-8; 2 Corintios 5: 21; 1 Juan 3: 16) No porque lo mereciéramos, sino por amor (Juan 3: 16) Todo por cuanto el propósito eterno de nuestro Padre es que nadie se pierda.

Recuerde las palabras del Señor Jesús:

“Y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano…. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 10: 28; 11: 26| RVC)

Observe cuidadosamente lo que anota Pablo en su carta a los creyentes de Roma:

“La justicia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo, es para todos los que creen en él. Pues no hay diferencia alguna, por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios; pero son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que proveyó Cristo Jesús, a quien Dios puso como sacrificio de expiación por medio de la fe en su sangre. Esto lo hizo Dios para manifestar su justicia, pues en su paciencia ha pasado por alto los pecados pasados, para manifestar su justicia en este tiempo, a fin de que él sea el justo y, al mismo tiempo, el que justifica al que tiene fe en Jesús.” (Romanos 3:22-26 | RVC)

La gracia es para todos. Para usted, también. Es el ingrediente concebido por el Padre desde la eternidad, que le da sentido a nuestra existencia. Desea perdonarnos y darnos una nueva vida.

Sin embargo, Él no nos obliga. Respeta nuestra libertad para elegir. De ahí que esté en sus manos apropiarse hoy de la gracia divina. Él lo recibirá con los brazos abiertos. Para eso murió Jesús en la cruz. Ábrale las puertas de su corazón a Jesucristo…


Lea también: