Es hora de volver la mirada a Dios para pedir que nos fortalezca. Es la única manera de afianzarnos y avanzar.
Fernando Alexis Jiménez | Director del Instituto Bíblico Ministerial
En medio de la cotidianidad, con desafíos, conflictos y en ocasiones problemas que amenazan con robarnos la paz interior, lo único que nos permite permanecer firmes, sin volver atrás, es la fe.
Una descripción magistral la encontramos en la primera carta del apóstol Juan:
“Porque todo lo que es nacido[a] de Dios vence al mundo. Y esta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.” (1 Juan 5: 4 | NBLA)
Prendidos de la mano del Señor, estamos llamados a vencer, como lo anota el autor sagrado.
MOVERNOS EN FE
¿Por qué afincarnos en la fe? Porque Dios tiene el control de absolutamente todo, de ahí que llamamos las cosas que no son, como si fueran:
“Como está escrito: «Te he hecho padre de muchas naciones», delante de Aquel en quien creyó, es decir Dios, que da vida a los muertos y llama a las cosas que no son, como si fueran.” (Romanos 4: 17 | NBLA)
Ahora, un interrogante: ¿Crecemos en la fe? Si. La fe es un don de Dios para sus hijos, pero avanzamos conforme caminamos confiando en Él, cualesquiera sean las circunstancias:
“Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo.” (Romanos 10: 17 | NBLA)
Por supuesto, hay hechos que nos llevan a la frontera de la duda. ¿Le ha ocurrido? Si es así, es hora de volver la mirada a Dios para pedir que nos fortalezca. Es la única manera de afianzarnos y avanzar. De lo contrario, las adversidades que salen al paso, nos llevarán a menguar o, en el peor de los casos, a abandonar el camino.
UNA DECISIÓN IMPORTANTE
No podríamos concluir sin antes traer a colación al autor cristiano, Josh MacDowell, quien escribe;
“El cristianismo no es una religión. La religión es la persona misma tratando de llegar a Dios por las buenas obras. El cristianismo es Dios viniendo a los hombres y a las mujeres a través de Jesucristo, ofreciéndoles una relación personal. Así las cosas, un cristiano es alguien que pone su confianza en Cristo.”
Dios nos ama con amor eterno. Ese amor es el que lleva a que nos mire con misericordia a pesar de nuestros pecados, y nos extienda Su gracia.
¿Qué nos corresponde? Reconocer los equívocos que nos separan de Él, pedir perdón y apropiarnos de la gracia divina. Por gracia tenemos perdón de pecados, una nueva oportunidad de vida y la eternidad. Reciba hoy a Cristo en su corazón.
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